domingo, 16 de diciembre de 2007


Esta señora de hierro, que pertenece a la colección de instrumentos de tortura del Castillo de los Condes de Flandes, en Gante, por dentro está llena de cuchillos o punzones que se clavaban en la carne del desgraciado al que metían dentro y dejaban morir, pues no tocaba ningún punto vital. Desde luego, a ningún animal podría ocurrírsele concebir algo así. Desde luego, el alma humana es un abismo insondable. ¡Y tantas otras cosas iguales o peores que han sucedido o suceden!

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