jueves, 16 de octubre de 2008

R.I.P.

Como esta novela medieval es larguísima, y me estoy cansando de tanto copiar, que ya casi de memoria me la sé, voy a dejar de transcribirla, a menos que las masas cibernéticas me lo pidan llorando. Como esto no va a suceder, ahora me voy a quedar solo con mi blog El blog de la Loles Independiente 2, que siempre ha estado en marcha.el otro solo lo usaba para la novela. Addio, carissimi. La Loles.

domingo, 12 de octubre de 2008



Acordaos que el cap. XIV está en mi blog nº 2.

CAPITULO XV

Tan profundamente durmió, que no oyó los gritos del ama Cunegunda a quien Gumersindito había metido por el escote un montón de cucarachas y gusanos que había cogido en las mazmorras subterráneas del castillo.El ama estaba presa de un ataque de histeria .Cuando desayunaba en la cocina con Arnaldo, Don Nuño y Clodulfo, la encantadora y rubia criatura le había metido por la pechuga un puñado de bichos. Los otros trataban de tranquilizarla, pero no osaban meterle mano por el escote para quitarle las sabandijas.
-¿Y si nos acusa de acoso sexual?- dijo, prudente, Clodulfo. -Tenemos que llamar a una criada. Hay que quitarle la ropa.
-¡¡Mariana, Mariana!!- gritaron todos a una.
Al punto apareció la antedicha, dispuesta moza de prietas carnes, quien se asustó al ver a Cunegunda presa del ataque de nervios.
-¡Por favor, Mariana, ayúdamos!.¡Han metido al ama un montón de bichos por el escote, y nosotros no podemos quitárselos...!
-¡¡Aaayyyyyy!!-chilló Mariana.- ¡A mí los bichos me aterran!¡Yo no meto la mano ahí.!
-Mujer, hay que desvestirla, sino es imposible quitarle todo lo que Gumersindito le ha metido, un puñado de sabandijas.
-¡Ay, no!
Después de mucho rato, vinieron otras criadas menos sensibles y se quedaron a solas con el ama, le quitaron la ropa y empezaron a sacar toda clase de bichos repugnantes de entre las vestiduras de Cunegunda.
-¡Qué asco, qué horror!.¡Este niño es insoportable.! Desde luego, si llega a obispo, va a inventar la Inquisición y todos sus tormentos...
-¿Y por qué va a llegar a obispo?-dijo una criada que era un poco lerda.
-¿cómo que por qué?. Buen enchufe tiene con el padre que tiene, que ya `procurará por él.
-¡Ah, claro, Fray Facundo!-dijo la despistada cayendo del guindo.
-¡¡¡SSsshhhh!!!-, más bajo, las paredes oyen...
-Pues no se le parece en nada- prosiguió la lerda, que dentro de su lerdez tenía destellos de lucidez.
-Saldrá a su madre, esa descocada...
-Saldrá...
La pobre Cunegunda, después de cambiarse con las mucamas y de tranquilizarse con un vasito de Agua del Carmen, subió al aposento principal, usado como sala de estar, donde Leonor seguía con sus bordados eclasiásticos, como si nada, y donde hablaban de estrategia militar Don Nuño y Clodulfo en un rincón, y de mozas de buen ver Arnaldo y Omar en otro rincón.
Don Nuño estaba discutiendo con Clodulfo sobre la eficacia de las catapultas, los arietes y el aceite hirviendo en los asaltos a las fortalezas.
-Es más práctica la catapulta-sostenía Don Nuño. Y más barata. Solo se necesitan unos pedruscos gordos y, guardando una prudente distancia de la muralla, es métido muy seguro.Se aplastan cada vez unos cuantos enemigos. En campio, usando el ariete, estás expuesto a que te tiren una perola de aceite hirviendo desde una almena, lo que no tiene ninguna gracia.
-Desde luego- contestó Clodulfo. -Pero si no se usasen los arietes no se podría entrar en los castillos sitiados...
-Hombre, no hay que tener más que un poco de paciencia... Se espera unos cuantos meses, se envenenan las corrientes subterráneas y se les deja morir de hambre...
-Pero se pierde mucho tiempo...

(continuará)

EXCUSAS


Estoy abochornada. El capitulo XIV, que tenía que venir aquí, por estar en la higuera lo he puesto en mi blog nº 2. Si os interesa, mirad allí. Luego seguiré aquí, como siempre gracias y sorrys.

miércoles, 1 de octubre de 2008

(continuación)



-¡Basta, hijo, basta!- dijo Don Nuño consternado.-No nos distraigáis, que voy perdiendo yo y ya le debo a Clodulfo tres maravedíes de plata. Idos a recitar fuera de este lugar.¡Caray, ya se me ha pegado, y yo también he hecho un pareado! ¡Idos, idos, por Dios!
-Por cierto-dijo Clodulfo, que como llevaba ventaja no estaba nada preocupado. -¿Qué ha sido de ese muchacho tan piadoso con su fe musulmana?
-Lo he podido sacar de un brete en el que estaba metido.
-Estos lugareños ya no respetan a la sangre noble, aunque venga de la pata izquierda. Esto en tiempos del señor Arnulfo no pasaba. No sé adónde vamos a ir a parar...-dijo moviendo la cabeza.
-No os preocupéis, buen Clodulfo, que todo se arregló.
Entonces se oyeron en el pasillo unas pisadas rotundas, que si no hicieron tamblar las paredes fue porque antes se construída en piedra y para los siglos.Entró en la estancia el conde Ñuflo con expresión entre fiera y angustiada, y sn mirar a su costilla bordadora, dijo a Arnaldo:
-Arnaldo, sobrino, venid, he de hablaros.
-Vale,tío, dijo el provenzal asombrado.-Ya voy.
Lo llevó a su estancia y cerró las pesada puerta tras de sí.
-Hijo- dijo el conde melodramáticamente--Tienes que ayudarme, mi honor está en juego, y en este puñetero castillo tengo poca gente a quien recurrir.Mi padre se hace el sueco, Clodulfo ya chochea,, de Cunegunda no me fío un pelo, a Omar por supuesto no voy a recurrir, pues corre por sus vernas sangre infiel y vos, aunque no demasiado aguerrido, sois el único varón en quien confío a medias.
-Gracias, tío, me conmovéis.
-Quiero que me ayudes a descubrir quién ha manchado mi honor y a vengarme. Esta historia de demonios nocturnos voladores que me ha contado el abad no me la termino de tragar.
-Tío, os advierto, con todos los respetos, que no esperéis de mí que mate a nadie para lavar vuestra honra.Soy objetor de conciencia y anti-violencia. Derramar sangre va contra mis principios, pues creo que todos somos hermanos, y además soy de la Liga Antirracista,o seo que considero a musulmanes, judíos, gitanos, etc.todos mis iguales, lo mismo a las minorias oprimidas, y además soy ciudadano del mundo.
-¡Pero qué dices, desgraciado!¿qué mariconadas son esas?!.¿Eso es lo que has aprendidode tus mayores?-Aunque- dijo sardónicamente-nada bueno se puede esperar de esa tiera provenzal o languedociana o cómosellame, tierra de herejes cátaros y de gentes de costumbres disipadas.¡¿No serás cátaro por desgracia?!
-No, tío, no, yo voy por libre.
-¡Qué horror, un sobrino librepensador!¿Qué he hecho yo para merecer ésto?
-No os alteréis, tio. No preocuparos por mí, que sé lo que hago. Y respecto a vuestro honor, no me tomaria la cosa en plan tan calderoniano. No es para tanto. No comeros el coco de ese modo.
-¡¿Que no es para tanto, bellaco?!
-No, sed comprensivo.¿Acaso vos habéis sido fiel a la tía durante todos estos años?
¡Es que yo soy un hombre!
-¡Ya salió el machista!. Desde luego, los de vuestra generación no tenéis arreglo. Mirad, tío, tomaros la vida como viene. Vuestra esposa y tía mía os quiere, os reverencia, os ama y os he echado de menos. Lo pasado, pasado está. ¡Pelillos a la mar!
-¡Ah, no!¡Los Machacaferro no son borregos cobardes que se dejan poner cuernos impunemente!¡Aquí correrá la sangre¡Aún no sé de quiém, pero correrá!!!
Y púsose a lanzar imprecaciones al cielo, momento que aprovechó Arnaldo para evaporarse.
¡Qué horror! ¡Estos carcas, todos iguales!... fuese murmurando .Militaristas, racistas, oscurantistas... En mi dorada y añorada Provenza no somos así, gracias a Dios...
Y se fué a ver a Omar y a prepararle las empanadillas de espinacas.

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(continuará)