jueves, 16 de octubre de 2008

R.I.P.

Como esta novela medieval es larguísima, y me estoy cansando de tanto copiar, que ya casi de memoria me la sé, voy a dejar de transcribirla, a menos que las masas cibernéticas me lo pidan llorando. Como esto no va a suceder, ahora me voy a quedar solo con mi blog El blog de la Loles Independiente 2, que siempre ha estado en marcha.el otro solo lo usaba para la novela. Addio, carissimi. La Loles.

domingo, 12 de octubre de 2008



Acordaos que el cap. XIV está en mi blog nº 2.

CAPITULO XV

Tan profundamente durmió, que no oyó los gritos del ama Cunegunda a quien Gumersindito había metido por el escote un montón de cucarachas y gusanos que había cogido en las mazmorras subterráneas del castillo.El ama estaba presa de un ataque de histeria .Cuando desayunaba en la cocina con Arnaldo, Don Nuño y Clodulfo, la encantadora y rubia criatura le había metido por la pechuga un puñado de bichos. Los otros trataban de tranquilizarla, pero no osaban meterle mano por el escote para quitarle las sabandijas.
-¿Y si nos acusa de acoso sexual?- dijo, prudente, Clodulfo. -Tenemos que llamar a una criada. Hay que quitarle la ropa.
-¡¡Mariana, Mariana!!- gritaron todos a una.
Al punto apareció la antedicha, dispuesta moza de prietas carnes, quien se asustó al ver a Cunegunda presa del ataque de nervios.
-¡Por favor, Mariana, ayúdamos!.¡Han metido al ama un montón de bichos por el escote, y nosotros no podemos quitárselos...!
-¡¡Aaayyyyyy!!-chilló Mariana.- ¡A mí los bichos me aterran!¡Yo no meto la mano ahí.!
-Mujer, hay que desvestirla, sino es imposible quitarle todo lo que Gumersindito le ha metido, un puñado de sabandijas.
-¡Ay, no!
Después de mucho rato, vinieron otras criadas menos sensibles y se quedaron a solas con el ama, le quitaron la ropa y empezaron a sacar toda clase de bichos repugnantes de entre las vestiduras de Cunegunda.
-¡Qué asco, qué horror!.¡Este niño es insoportable.! Desde luego, si llega a obispo, va a inventar la Inquisición y todos sus tormentos...
-¿Y por qué va a llegar a obispo?-dijo una criada que era un poco lerda.
-¿cómo que por qué?. Buen enchufe tiene con el padre que tiene, que ya `procurará por él.
-¡Ah, claro, Fray Facundo!-dijo la despistada cayendo del guindo.
-¡¡¡SSsshhhh!!!-, más bajo, las paredes oyen...
-Pues no se le parece en nada- prosiguió la lerda, que dentro de su lerdez tenía destellos de lucidez.
-Saldrá a su madre, esa descocada...
-Saldrá...
La pobre Cunegunda, después de cambiarse con las mucamas y de tranquilizarse con un vasito de Agua del Carmen, subió al aposento principal, usado como sala de estar, donde Leonor seguía con sus bordados eclasiásticos, como si nada, y donde hablaban de estrategia militar Don Nuño y Clodulfo en un rincón, y de mozas de buen ver Arnaldo y Omar en otro rincón.
Don Nuño estaba discutiendo con Clodulfo sobre la eficacia de las catapultas, los arietes y el aceite hirviendo en los asaltos a las fortalezas.
-Es más práctica la catapulta-sostenía Don Nuño. Y más barata. Solo se necesitan unos pedruscos gordos y, guardando una prudente distancia de la muralla, es métido muy seguro.Se aplastan cada vez unos cuantos enemigos. En campio, usando el ariete, estás expuesto a que te tiren una perola de aceite hirviendo desde una almena, lo que no tiene ninguna gracia.
-Desde luego- contestó Clodulfo. -Pero si no se usasen los arietes no se podría entrar en los castillos sitiados...
-Hombre, no hay que tener más que un poco de paciencia... Se espera unos cuantos meses, se envenenan las corrientes subterráneas y se les deja morir de hambre...
-Pero se pierde mucho tiempo...

(continuará)

EXCUSAS


Estoy abochornada. El capitulo XIV, que tenía que venir aquí, por estar en la higuera lo he puesto en mi blog nº 2. Si os interesa, mirad allí. Luego seguiré aquí, como siempre gracias y sorrys.

miércoles, 1 de octubre de 2008

(continuación)



-¡Basta, hijo, basta!- dijo Don Nuño consternado.-No nos distraigáis, que voy perdiendo yo y ya le debo a Clodulfo tres maravedíes de plata. Idos a recitar fuera de este lugar.¡Caray, ya se me ha pegado, y yo también he hecho un pareado! ¡Idos, idos, por Dios!
-Por cierto-dijo Clodulfo, que como llevaba ventaja no estaba nada preocupado. -¿Qué ha sido de ese muchacho tan piadoso con su fe musulmana?
-Lo he podido sacar de un brete en el que estaba metido.
-Estos lugareños ya no respetan a la sangre noble, aunque venga de la pata izquierda. Esto en tiempos del señor Arnulfo no pasaba. No sé adónde vamos a ir a parar...-dijo moviendo la cabeza.
-No os preocupéis, buen Clodulfo, que todo se arregló.
Entonces se oyeron en el pasillo unas pisadas rotundas, que si no hicieron tamblar las paredes fue porque antes se construída en piedra y para los siglos.Entró en la estancia el conde Ñuflo con expresión entre fiera y angustiada, y sn mirar a su costilla bordadora, dijo a Arnaldo:
-Arnaldo, sobrino, venid, he de hablaros.
-Vale,tío, dijo el provenzal asombrado.-Ya voy.
Lo llevó a su estancia y cerró las pesada puerta tras de sí.
-Hijo- dijo el conde melodramáticamente--Tienes que ayudarme, mi honor está en juego, y en este puñetero castillo tengo poca gente a quien recurrir.Mi padre se hace el sueco, Clodulfo ya chochea,, de Cunegunda no me fío un pelo, a Omar por supuesto no voy a recurrir, pues corre por sus vernas sangre infiel y vos, aunque no demasiado aguerrido, sois el único varón en quien confío a medias.
-Gracias, tío, me conmovéis.
-Quiero que me ayudes a descubrir quién ha manchado mi honor y a vengarme. Esta historia de demonios nocturnos voladores que me ha contado el abad no me la termino de tragar.
-Tío, os advierto, con todos los respetos, que no esperéis de mí que mate a nadie para lavar vuestra honra.Soy objetor de conciencia y anti-violencia. Derramar sangre va contra mis principios, pues creo que todos somos hermanos, y además soy de la Liga Antirracista,o seo que considero a musulmanes, judíos, gitanos, etc.todos mis iguales, lo mismo a las minorias oprimidas, y además soy ciudadano del mundo.
-¡Pero qué dices, desgraciado!¿qué mariconadas son esas?!.¿Eso es lo que has aprendidode tus mayores?-Aunque- dijo sardónicamente-nada bueno se puede esperar de esa tiera provenzal o languedociana o cómosellame, tierra de herejes cátaros y de gentes de costumbres disipadas.¡¿No serás cátaro por desgracia?!
-No, tío, no, yo voy por libre.
-¡Qué horror, un sobrino librepensador!¿Qué he hecho yo para merecer ésto?
-No os alteréis, tio. No preocuparos por mí, que sé lo que hago. Y respecto a vuestro honor, no me tomaria la cosa en plan tan calderoniano. No es para tanto. No comeros el coco de ese modo.
-¡¿Que no es para tanto, bellaco?!
-No, sed comprensivo.¿Acaso vos habéis sido fiel a la tía durante todos estos años?
¡Es que yo soy un hombre!
-¡Ya salió el machista!. Desde luego, los de vuestra generación no tenéis arreglo. Mirad, tío, tomaros la vida como viene. Vuestra esposa y tía mía os quiere, os reverencia, os ama y os he echado de menos. Lo pasado, pasado está. ¡Pelillos a la mar!
-¡Ah, no!¡Los Machacaferro no son borregos cobardes que se dejan poner cuernos impunemente!¡Aquí correrá la sangre¡Aún no sé de quiém, pero correrá!!!
Y púsose a lanzar imprecaciones al cielo, momento que aprovechó Arnaldo para evaporarse.
¡Qué horror! ¡Estos carcas, todos iguales!... fuese murmurando .Militaristas, racistas, oscurantistas... En mi dorada y añorada Provenza no somos así, gracias a Dios...
Y se fué a ver a Omar y a prepararle las empanadillas de espinacas.

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(continuará)

domingo, 28 de septiembre de 2008

CAPITULO XIII



El puente estaba tendido y entraron. Los cascos del caballo resonaban en las viejas vigas, y algunas gallinas cacareaban en las inmediaciones.
Arnaldo, que era rubio, alto y fuerte cual modelo de Armani, se cargó al machucado árabe y gritó a unos criados:
-¡Preparad una tina con agua caliente!
Mientras, Omar iba farfullando algo en árabe.
-¿Qué diablos mascullas?
-¡Que todos mis sacrificios no van a servir de nada!¡he infringido el Ramadán!
-¡Pero qué dices, hombre!, si has estado dos días sin comer...Era lógico que te diera aquel arrebato...
-No es por el arrebato, es por las morcillas... y las otras cosas.Yo no puedo comer cerdo. Y además la torta era de chicharrones.
-Vamos, vamos... tú me has dicho a veces que el Corán es tolerante en este aspecto con los enfermos, viajeros y embarazadas...
-Pero yo no estoy embarazado, ni de viaje, ni enfermo- gimió tristemente Omar.
-Hombre, no hay que ser tan escrupuloso. Pasa ná, tío. ¡Si vieras los bocatas de chorizo que me como yo en Cuaresma!.Por cierto, ya estamos en Cuaresma y con la llegada de tu papi todos en la inopia.
Bueno, no tengo ganas de discutir de religión. Báñate y verás las cosas de otra manera. Además, ya me preocuparé yo de que esta noche comas bien. A mi no se me caen los anillos por meterme ante el fogón, y te voy a hacer unas empanadillas de espinacas y piñones, que son mi especialidad, que te vas a chupar los dedos. Y he visto que han preparado para el tío un pastel de codornices que está diciendo "comedme". Todo esto te está permitido...
Omar suspiró agradecido y fué entregado por su amigo en brazos de los criados para que le bañasen y masajeasen el cogote.
Mientras, Arnaldo entro en una sala del castillo donde había un buen fuego. Cerca de la chimenea estaba Leonor, bordando en un bastidor un vestido para un santo de su devoción, cuya estatua estaba en la iglesia de la abadía. A sus pies yacía Argos, el fiel sabueso.En una mesita cercana, Clodulfo y Don Nuño jugaban al tute arrastrado.
La visión de su bella tía inspiró a Arnaldo, que era un vate nato. Empezó a recitar:
-Hermosa dama Leonor,
que bordáis en vuestro bastidor.
Angélica visión parecéis
con vuestra dorada cabellera
que como dorada cimera
recogida en malla de plata
vuestra belleza resalta,
oro del cabello,
redecilla de plata,
plateada malla,
que como visión pòstrera
quisiera tener yo al estirar la pata
en cualquier batalla.
Mas esta trova es morralla,
y os estoy dando la lata

(continuará)

miércoles, 24 de septiembre de 2008

BRETE (mas o menos)

(continuación)CAPITULO XII

Mientras, Arnaldo, en un brioso corcel, galopaba, rubia melena al viento, hacia la villa en que su amigo se encontraba en apuros. Cuando llegó vió un gran tumulto de villanos, y una polvareda que no presagiaba nada bueno. Avanzó hacia la plaza mayor donde estaba la picota, y gracias a ir cabalgando pudo abrirse paso entre la plebe exaltada. Al llegar, el espectáculo que se presentó ante sus ojos no podía ser más lastimoso. El pobre Omar estaba en un brete, en el sentido más literal del término. Un brete era una tabla con tres agujeros, para cabeza y manos, que se abría por la mitad y se metían en los boquetes correspondientes testa y extremidades superiores del reo..Luego se cerraba, lo que hacía que el embretado quedase con la cabeza y los brazos saliendo de la tabla, y además aguantando con el cuello el peso de la misma, que no era poco.Así estaba el pobre Omar, , mientras los lugareños le arrojaban frutas podridas, inmundicias varias y escupitajos.
-¡¡¡Qué hacéis, desgraciados!!!-gritó Arnaldo con todas sus fuerzas .-¡Estáis cometiendo un gran delito! ¡Se os va a caer el pelo!¡Rodarán cabezas! ¿no os dais cuenta de que habéis metido en un brete al hijo del conde?
Tuvo que repetirlo varias veces hasta que corrió la noticia como la pólvora. Se adelantó el alcalde. Arnaldo seguía a caballo y el grupo de gente les rodeó.
-¡¿Qué pasa?! ¿es cierto lo que decías, señor?
-¡Pues claro! ¡Es Omar, el hijo bastardo de Don Ñuflo!.
-¡Oh, qué terrible confusión!. Habíamos creído que era el morisco renegado del pueblo de al lado.
-¡Nada de renegado!... Tuvo aún fuerzas para gruñir el pobre Omar, con la cara llena de porquerías.-¡Yo musulmán sunnita hasta la muerte!¡Allah Akbar!!
-Perdonad, señor- dijo el mandón. Ahora mismo os soltamos.
Y al punto liberó al moro de su cepo.
-¡¡¡Uuuffff!!, qué alivio,- dijo éste moviendo la cabeza hacia todos lados, a la vez quew se frotaba el cogote. De ésta cojo artrosis cervical de por vida...!
-Perdón, señor, ¿nos perdonáis?. No sabíamos de vuestra alta condición.¿Nos haréis empalar, ahorcar, crucificar, descuartizar o despellejar?
-Ya me lo pensaré.
-Tranqui, tío- dijo Arnaldo- que nosotros somos gente de paz, no como el bruto de vuestro señor feudal. Todo queda olvidado, ya que mi amigo está vivo.
-¡Como se nota que no te has visto nunca en un brete!-gimió éste. -No es lo mismo contar los palos que recibirlos, como decía mi abuela materna Leyla.
-Ahora- dijo Arnaldo-os pagaré todos los gastos ocasionados por mi amigo, -quien ya imaginaba lo ocurrido. Y les explicó que estaba en período de penitencia y se había descontrolado un poco.
Al punto apareció una tía gorda y lustrosa, de rojas mejillas, que era la madame (por no decir la puta madre) de la casa de barraganas.
-Son ocho maravedíes de plata, por todo lo que se ha comido, más el haber puesto en fuga a la clientela con el alboroto que ha armado, más los gastos de curandera para mi pupila Pepitornes, a quien le ha dado una alferecía al ver salir de estampida de la despensa el caballero en cuestión con una torta de chicharrones en la boca, un pollo al ast en la mano derecha y unas morcillas en la izquierda!.Cosa que yo creía los musulmanes no podían hacer, pero estaba enloquecido. Además, como había estado comiendo tocino fresco y se le cayó en la cara el bote de la pimienta, solo se le veían los ojos inyectados en sangre. y mi pobre Pepitornes, que es muy devota y cristiana vieja, se creyó que era el diablo que venía ya a por ella y le ha dado el pasmo.
-No os preocupéis, buena mujer, tomad esta bolsa y creo que ya estaréis suficientemente compensada.
-¡Gracias, hermoso doncel!- dijo la alcahueta al sopesar el regalo.¡-Os haré un vale por veinticinco polvos gratis en día laborable!
-¡Gracias!- dijo amablemente Arnaldo.- Honraré vuestra casa como se merece.
Y cogiendo a su maltrecho y maloliente compañero, se lo cargó a la grupa y emprendieron el regreso hacia el castillo.
-¡Pobre amigo!- decía el rubio doncel al moreno Omar-¡Este amargo trago os valdrá un buen cacho del Paraíso de las Huríes!
Omar no tuvo fuerzas para contestar.
El sol se ponía tras las almenas del castillo y algunos murciélagos ya revoloteaban en la tarde de marzo. Todo parecía en calma.

martes, 23 de septiembre de 2008

(continuación)



-Posiblemente, hijo. El maligno siempre al acecho...-respondióle el abad cogiéndole al vuelo.
-Yo amo a mi esposa, pero no acabo de creerme esa historio de íncubos y súcubos...¿vos qué pensáis?
-Existen, hijo...yo mismo he sido víctima de su perfidia...
-¿Vos?
-Sí, hijo.Una vez se metió por la ventana de la celda un súcubo, que es una diabla.
¡Demonio!- exclamó Don Ñuflo.
-Demonia, hijo. Los demonios son los íncubos. Los íncubos son demonios que torman forma humana y abusan de las mujeres durante su sueño, y los súcubos al revés, demonios hembra que tientan a los castos varones como yo- dijo con toda la cara el abad.
-Sí, había oído hablar algo de esto...
- A mí, una noche de primavera-prosiguió Fray Facundo, se me intrudujo un súcubo por mi ventana enrejada, como si hubiese sido de humo. Al punto púsose a acosarme sexualmente. Mostróse como una hermosa odalisca que empezó, ante mis atónitos ojos, a bailar la danza del viente al son de los cascabeles de sus tobillos y muñecas. Yo solo pude taparme los ojos, decir: ¡Vade retro! y hundir la cara en la almohada. -dijo sin inmutarse el abad, que era rápido en inventar cuentos chinos. Al ver la cara de espanto del conde sintió cierto alivio.
-¿Y vos creéis que a mi Leonor le puede haber pasado algo así?
-Es lo más probable. Yo soy su confesor y puedo aseguraros que vuestra esposa es pura como el agua de la fuente.Es posible que ni se diera cuenta, que creyera que todo había sido una pesadilla, y mientras, el Maligno le hacía esa horrible criatura...
-Sí- dijo con repugnancia el conde.¡Es verdaderamente terrible!¡no tiene una idea buena!
-Hijo, no te atormentes...- cortó el abad.-Vuelve al castillo y descansa. Debes tener un stress enorme, con tanto luchar por la fe en lejanas tierras..
-¡Oh, no!¡ya estoy bien!. Ya se me pasó el cansancio y la diarrea. Ahora más bien voy estreñido.
-¡Ah!¡pues yo tengo unas hierbas, receta de nuestro Santo Fundador, que son mano de idem!.Esperad un instante...
Al punto volvió el abad con un saquito que había ido a buscar a la botica del convento.
-Tomadlas en infusión antes de acostaros, y a la hora del desayuno y antes de las principales comidas. No tiene contraindicaciones. Id con Dios.
Y metiéndose las manos en las mangas del hábito, dió media vuelta y se fue.
Don Ñuflo permaneció unos instantes en la sala, con el sol que le daba en los ojos y el saquito de las tisanas en la mano.
-Pues ya me voy- se dijo, algo desconcertado.
Salió al campo, montó a Cojitranco y, sin soltar la bolsita de las hierbas regresó al castillo, con una vaga sensación de haber sido estafado.

miércoles, 17 de septiembre de 2008


(continuación)

Descabalgó y fué hacia un monje que asomaba la nariz debajo de la capucha.
-Deseo hablar con el abad-dijo con mosqueo.
-Está en oración- contesto el fray.
-¡Pues que deje de orar y me atienda!¿¡O no sabéis quién soy yo, fraile piojoso?!. ¡con la Iglesia hemos topado, voto a bríos!
-Claro que os conocemos, je...je...- dijo maliciosamente el fraile.
Hay que aclarar que todo el convento estaba al corriente del ligue de su superior con la condesa en ausencia de Don Ñuflo.
-¿A qué vienen esas risitas?
-Nada, señor. Es un tic que me quedó después de la último invasión musulmana. Fué un trauma para mí.
-¡No me interesan tus traumas! ¡Avisa a Fray Facundo!
-Sí, sí, ahora voy...
-Y fuese presuroso y con pasito corto.
El conde dejó a Cojitranco atado a un esquelético arbolillo que allí crecía, sin ningún temor de que se lo robaran. Entonces no había tanto chorizo suelto como ahora. Estaban todos en sus abadías, castillos y cortes, más o menos como en la actualidad. Entonces los siervos de la gleba no se atrevían a transgredir el orden establecido, robaban poco y se morían de hambre, pues la caza era para los señores, y como todavía no se había descubierto América no podían comer patatas, ni tomates, ni muchas otras cosas relativamente baratas, y vivían de algunas berzas que cultivaban y de raíces que extraían escarbando en la tierra y también los cardos borriqueros eran un manjar. Vida dura la del siervo de la gleba.
El conde entró en la abadía, molesto por tan poco cortés recibimiento, y empezó a pasear con largas zancadas por la sala de espera. Se enfrascó en la contemplación de uno de aquellos santos metidos en hornacinas, concretamente en uno que miraba contra el gobierno. Tan fijamente se puso a mirarlo, que Don Ñuflo acabó tan bizco como el anónimo beato.
-¿Preguntábais por mí?- dijo una voz suave pero firme, que hizo dar un respingo al conde.
-¡Ah!- dijo sobresaltado.
-¿Os sobresaltáis?
-N-no, estaba mirando esta escultura...- dijo Don Ñuflo algo descolocado.
-¿Qué os trae por aquí, señor conde?. Ante todo, bienvenido a tierras cristianas.
-¡Ah, sí, gracias!
-¿Cómo ha ido esa cruzada?
-Fatal, nos han zurrado bien estos fundamentaalistas islámicos.
- No estaría de Dios que conquistaseis los Santos Lugares...
-No estaría, no.
-Tal vez estabais en pecado- contestó el abad, que era de los que creían que la mejor defensa era el ataque.
-Puede que tengáis razón, buen abad. Un día de estos tendréis que oírme en confesión, pero habréis de tener la merced de dedicarme unas cuantas horas. Han sido muchos años de hacer el bestia... Pero ahora, Fray Facundo, voy al grano. Estoy inquieto, mi corazón sufre, mi seso está confuso. Ya sabréis por qué. Ese Gumersindito, que ha aparecido en mi vida como un aborto de Satanás...

(continuará)

domingo, 14 de septiembre de 2008



CAPITULO XI
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Tras madura reflexión el conde por fin había decidido a visitar al abad, confesor de su esposa, a ver si podía aclararle la cuestión. De todas formas está dispuesto a lavar su honor como sea, aunque tenga que cargarse a su costilla y al amante. No le hace ni pizca de gracia tener una entrevista con Fray Facundo, pues siente ante él complejo de inferioridad. El otro sabe leer y escribir y se pasa horas enfrascado en el estudio de unos librotes llenos de signos negros que a Don Ñuflo le parecen insectos.
-¡No he luchado contra Saladino para tener temor ahora ante un fraile!¡Por muy docto que sea, leñe!-murmuró para sí el conde , dando un puñetazo en el alféizar de su ventana y aplastando sin intención a una cucaracha que pasaba.¡-Ahora mismo voy a ver a ese tipo!.
Y sin pensárselo más, bajó al patio de armas y gritó con voz estentórea:
-¡Ensillad mi caballo Baboso, fiel compañero que me ha acompañado en mi heroica cruzada!
-Imposible, señor-le respondió un paje.- Baboso ha desaparecido.
-¿¿¿¿Queeeeee????
-Sí, y temenos- dijo tembloroso el servidor- que se haya ido tras una yegua que ayer pasó por aquí. Iba junto al carromato de unos gitanos...
¡¿Es que teníais el puente tendido?!
-Fueron cinco minutos, señor, lo justo para que Don Clodulfo fuera a hacer de vientr en el matorral que acostumbra...
-¡Y mientras, Baboso se escapó!!¡felones, memos, ratas de cloaca...!
-Perdonad, señor, pero es que salió al galope. El pobre parecía preso de urgencia.¡Tanta cruzada pide darle un poco de alegría al cuerpo!
-¡Voto a Satanás!- rugió.-Me parece que voy a colgar a alguien de alguna almena como escarmiento!
Perdón, señor, lo buscaremos por toda la región!
-Mas os vale...-¡Traedme entonces a Cojitranco!
-Al punto, señor...
Vino el siervo con el caballo pedido que, de acuerdo con su nombre, cojeaba bastante de la pata trasera, pero servía para trayectos cortos.Lo ensillaron, montó y fuese a la abadía.
Por el camino cantaban los pajaritos, el sol brillaba en una prematura primavera y algunas hierbecillas crecían después de las lluvias. Unas nubes blancas cruzaban el cielo y un halcón se cernía allá arriba oteando presas.
-¡Qué hermosa sería la vida sin preocupaciones!-se dijo el conde, quien el cabalgar había puesto de mejor humor.-¡Estas mujeres son las que lo complican todo!¡Está visto que no se puede estar nunca tranquilo en esta vida!
Y después de este desahogo filosófico, púsose a cantar a voz en cuello una canción popular griega que había aprendido en una taberna de Macedonia, y que tuvo el poder de ahuyentar a todos los pájaros y también al halcón.
Llegó al monasterio. Sin bajar del caballo, pues su alta condición se lo impedía, volvió a berrear:
-¡¡Abrid, santos varones!!!!!
Los santos varones no dieron señales de vida.
-¡¡Abrid, por San Jorge!!!¡Y por Santiago Matamoros!!
Pasó un rato.
Se oyó una campanilla y unos chirridos:
-¡Ñiiiiic!
Una puertecilla lateral comenzó a abrirse, cosa que fastidió al conde, quien gustaba de entrar por las puertas grandes.

(continuará)

viernes, 12 de septiembre de 2008

CHISTES MALOS,COMO TODOS LOS MÏOS


-Las recomendaciones del médico-
++++++++++++++++++++++++++++++++++++

El joven paciente se siente muy mal y acude al médioc, el cual le pregunta:
-Bebe usted licor?
-Sí, doctor.
-Vaya a alcohólicos Anónimos, para que lo deje poco a poco.¿fuma usted?
-Sí, doctor
-Póngase parches de nicotina, para que lo deje usted poco a poco. ¿tiene mucha actividad sexual?
-Sí, doctor.
-Cásese, para que lo vaya dejando poco a poco.

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-¿La calle Provenza?
-Sí, es la que viene.
-¡Ah, entonces me espero!

-Niño, sal del coche y mra si funciona el intermitente.
-Ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no...

-Oye, ¿a tí te suena un tal Pérez?
-No. Yo me sueno solo.

¿por qué los perros aúllan en el desierto?
Porque no hay árboles, solo cactus.

¿Qué le dice un huevo a la sartén?
-Me tienes frito.

Y aquí me paro, porque si sigo, me parece que mis lectores me abandonarán.

LA PELI DEL CHE



He visto la peli del CHE, y me ha gustado mucho, aunque podía haber contado más cosas y anécdotas. Pero está muy bien ambientada. En los periódicos dicen en la críticas que el Che era un "libertario", ya lo he leído un par de veces, y eso no es verdad. Un libertario no es un libertador, (supongo que se han hecho un lío), un libertario es un anarquista, y el Che era comunista.Pero vaya, está muy bien.

CAPITULO X


Cuando el conde se despertó al día siguiente estaba bastante mejoradito. Las cagueras habían remitido y, como era hombre fuerte, también estaba repuesto del cansancio de tanta cruzada.Se estiró con muy malos modos, eructó y soltó una flatulencia, seguida de un rugido de complacencia.
La gente cree que los nobles son gente culta y educada. El verdadero noble nunca ha sido ese que nos quieren pintar como amante de las artes, mecenas, culto por antonomasia, etc. No digo que los haya habido y los haya aún, pero el noble auténtico, el de su natural, , se caracteriza por tener gustos nada delicados.Se pirran por la caza, los deportes violentos y la guerra cuando podían hacerla. Nunca han shttp://www.blogger.com/img/gl.photo.gifido unos intelectuales. Los Médicis, por ejemplo, eran refinados e ilustrados, pero no dejaban de ser unos boticarios nuevos ricos.Eran unos nobles de pacotilla, despreciados por sus contemporáneos en la primera generación. La casa real francesa hizo ascos a Catalina de Médicis cuando se casó con Enrique II. Su nombre les venía de su provenencia de médicos y boticarios. Realmente provenían de la alta burguesía.El verdadero noble ha despreciado la cultura, era analfabeto y dejaba, en la Edad Media, ese tipo de cosas al clero y a alguna que otra mujer loca u ociosa.. Cazar, guerrear y fornicar. Todo lo demás mariconadas.

El conde se levantó y se puso a pensar. Cuando pensaba se le notaba,pues no estaba muy acostumbrado, y fruncía el ceño de modo que las cejas se le convertían en una raya peluda y enmarañada. Don Ñuflo tardaba lo suyo en tomar una decisión que no fuese bélica.
Mientras hace trabajar las meninges podemos observar un par de detalles. Mucha gente cree que el Medioevo era una época oscurantista y atrasada. Pero no saben que algunas de las comodidades de las que hoy no nos paramos a pensar en su origen fueron inventadas entonces.Por ejemplo, las ventanas con cristales a través de las cuales mira sin ver Don Ñuflo.Antes, las ventanas se cerraban con esteras o piezas de cuero, lo que hacía que los interiores fuesen sombríos y poco acogedores.O se pelaban de frío o tenían que encender lámparas de aceite.
El conde sigue reflexionando mientras se viste. Se pone los calzones, los zapatos, una especie de camiseta y una túnica de diario, abotonada de arriba abajo. ¡Otra cosa inventada en la Edad Media!¡Los botones!. Algo tan sencillo, pero se pasaron antes siglos y siglos teniendo que sujetarse las vestiduras con fíbulas, broches o lazadas (quién no ha visto Cleopatra, Ben Hur o los 10 mandamientos? Acordaos.).
El conde se acerca a la chimenea y se calienta las manos con los rescoldos.¡Otro fenomenal invento de la época! ¡La chimenea!. Antes no existían y tenían que encender fuego dentro de las casas, con las consiguientes molestias del humo y el peligro que representaba.

Después de tan doctas explicaciones ya podemos proseguir con nuestro héroe.
Don Ñuflo había tomado una decisión.
-¡¡Clodulfo, Cunegunda!!
Gritó, al oir sus voces no lejos de allí.
Estos llegaron a toda prisa, a ver qué pasaba ahora.
-¡¡Llamad a mi sobrino Arnaldo, quiero hablar con él!!!
-Imposible, señor. Acaba de partir hacia el pueblo
-¡¿Y qué va a hacer a estas horas al pueblo?!
-Es que parece que Omar se ha metido en un lío, y como son amigos, ha ido a ayudarle, señor...
-¡Ah, Omar, Omar! ¡fruto de mis amores con la bella cautiva Zuraya, cuyo nombre significa Cielo Estrellado!
¡Dos luceros eran tus ojos negros!¡Cuánto te amé y que suerte tuve de que fueras la sobrina del Emir de Badajoz!. Así, despues de un año de loca pasión, pude obtener por tí un buen rescate...¡Qué ojos de brasa...! ¡Qué listo soy, que aúno los negocios con el placer!
Después de este arrebato rugió:
-¡Buscadme a Arnaldo, tengo que hablar con él enseguida!
-Pero señor, tardaremos un poco, pues nos temenos que se haya metido en un lío...
-¡¡Rápido, fuera de mi vista!!!
Y fuesen corriendo al villorrio a por Arnaldo, que por cierto estaba pasando sus apuros.

(continuará. Fin del capitulo)

miércoles, 10 de septiembre de 2008

CAPITULO IX



A la mañana siguiente, en el patio había un gran griterío. Estaban discutiendo Arnaldo, Don Nuño y Clodulfo.. Arnaldo defendía a su amigo Omar.
-¡Es que el pobrecillo lo está pasando fatal!¡Está hambriendo!¡Ayer no encontró nada en la cocina!...
-¿Y por qué tiene que buscar comida en la cocina?- preguntó Clodulfo despistado. -Que coma con los demás...
-Pero, mi buen Clodulfo, ya os he contado lo del Ramadán...
-¡Tonterías de infieles!
-¡Es como su Cuaresma, pero peor!
-¡Bobadas!
-Para él no es una bobada, y si ha hecho lo que ha hecho, ha sido impelido por el hambre...
-¿Pero qué ha hecho?- dijo Don Nuño, que tampoco se enteraba.
-Pues que el pobre esta noche, desesperado de estar dos días sin comer, ha salido del castillo y se ha ido a la casa de lenocinio del villorrio, y allí, en vez de pagar honradamente para folgar con barragana, se ha introducido subrepticiamente en la despensa y se ha comido todas las viandas que ha hallado. Ahora está enmedio de la plaza, en la picota, con la cabeza y las manos en un brete, siendo la irrisión de todos.¡Hay que hacer algo por el!
-Pues él se lo ha buscado- dijo Clodulfo,además, no tendría sentido exponer la piel por un infiel, cuando me he cargado a tantos...
-Os recuerdo que ese infiel es hijo de vuestro señor Don Ñuflo...
-¡ Yo solo tengo un señor, mi amo Don Nuño!
-Gracias, Clodulfo... dijo don Nuño conmovido.
Al ver que no conseguía ayuda, salió a escape hacia el poblacho a tratar de ayudar a Omar. Arnaldo era amigo de sus amigos.

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lunes, 8 de septiembre de 2008

CAPITULO VIII


Mientras tanto, el conde había despertado. Tenía acidez de estómago y le dolía la cabeza. Empezó a gritar, medio dormido, creyendo que estaba en la batalla:
¡A mí mis bravos!¿Me han noqueado los infieles!
A esto llegaron nuño y clodulfo.
-No, hijo; es que te acabas de despertar de la mona que cogiste anoche.
-Me duee la cabeza-gimió.
-Con lo que tragaste, no es raro que cogieras también una indigestión...dijo su padre.
-¿¿¿Dónde está la adúltera???!!- dijo reaccionando y recordando lo pasado la noche anterior.-¿Cómo?-despistó Don Nuño.
-¡Mi esposa Leonor!.
-Aquí llega- dijo Don Nuño mirando por la ventana. -Viene de misa.
-¡Hipócrita, mala mujer!
-Hijo, no te precipites. Habla con ella tranquilo.
Doña Leonor, que había oído los gritos, subía de dos en dos los escalones. Entró en tromba en el aposento de su esposo. Teatralmente, llegó ante él y se postró de rodillas primero, y luego cayó de bruces.
-Esposo mío, si no me crees, ahora vengo de confesar con el abad y le he contado que dudáis de mi virtud. El sabe todo de mí (eso era verdad) pues es mi director espiritual. Preguntadle. Es hombre sabio.
-Bueno, ya iré...-dijo el conde con expresión angustiada.
Y no era por sus cuitas conyugales, sino porque al ponerse en pie había notado yn terrible dolor de barriga con retortijones, prolegómenos de un cólico fenomenal.
-Debo salir de aquí a evacuar...-dijo, poniéndose verde.
-¡Venid, hijo, al corral!- dijo Nuño aliviado, cogiendo a su hijo de la mano.
Y ambos desaparecieron rápidamente escaleras abajo.
La condesa respiró. Su esposo parecía dispuesto a hablar con el abad y mientras estuviese enfermo no era fácil que la asesinase. El conde era metódico y no sabía hacer dos cosas a la vez, como casi todos los hombres.Si tenía diarrea, antes esperaría a estar curado a actuar de la manera que fuese. Estrangularla o visitar al abad.Pero la condesa confiaba en que optaría por esta última solución, al menos en un principio. En el fondo el conde Ñuflo era muy comodón, y mientras su honor quedase a salvo era poco amigo de broncas, y las peleas familiares le horrorizaban, sobre cuando había mujeres histéricas llorando.

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El Conde estuvo todo el dia del corral al cuarto y del cuarto al corral, con gran alivio de todos.Así se iría serenando, pensaban. Por la noche volvió a caer exhausto en su lecho y durmió otra vez profundamente.Esa noche todos durmieron como troncos, pues ya estaban superagotados. Hasta el fantasma de Don Arnulfo y su perra no se dejaron ver, , ni se oyó ruido de cadenas.

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domingo, 7 de septiembre de 2008

continuación)


-Nada de histerismos, Leo. Conservar la cabeza es lo principal. Lo más sensato es esperar la reacción de Don Ñuflo, y una vez sepamos por donde tira, actuaremos en consecuencia.
-Eso, y mientras a mí ya me ha cortado el cuello...¿no podrías venir ahora al castillo conmigo?
-¡No!¡Eso sería un gran error. sospecharía algo extraño. Oficialmente yo no tengo nada que ver en este asunto...
-¿Escurres el bulto?
-Leonor, sabes que te amo, que eres la perdición de mi alma, pero prefiero consumirme en el fuego eterno y ahora en este valle de lágrimas en el de tu pasión, que no tener fuego de ninguna clase. Yo soy muy friolero, ya lo sabes.
-Sí, mucha labia tienes tambien, como toda la clericalla... Estoy pensando que cuando Ñuflo despierte, le diré que si no me cree, venga a verte y le cuentas con detalle lo de los íncubos y los súcubos y a tí probablemente te creerá, pues te respeta y reverencia...
-Esperemos que así sea- dijo el abad, dejando escapar un suspirillo.
-¡No me abandones en esta situación!¡Mi vida peligra por amor hacia tí!¡Piensa que yo también arderé en el infierno, y a mí el calor me festidia...!
-No te abandonaré querida Leo.Confía en mí. Yo convenceré al conde.
-Me voy. Estoy en una situación comprometida. Mis criados creen que estoy confesando...
-Ve con Dios, amada...
-Adiós, adiós...-dijo la condesa un poco mosca.
Salió de la celda, volvió con el ama y el paje, y todos regresaron al castillo son decir una palabra.

sábado, 6 de septiembre de 2008

CAPITULO VII


El grupo llega a la abadía. El paje llama al grueso portón.
-¡PON,PON!!
Dentro se oyen cantos angélicos. Son los monjes en la iglesia. También se oye, lejana, una campanilla.
La pesada puerta rechina y se abre lentamente. Aparece el hermano portero, un anciano de barba blanca.
-Hermano- dice Doña Leonor- quisiera confesar con Fray Facundo de Rocafort.
-Está en éxtasis- contesta el fraile. Tardará unos tres cuartos de hora..
-Vaya, esperaremos,- contestó contrariada la condesa.
Les hizo pasar a una salita de espera, amueblada sobria y austeramente con sillones de madera y cuero, y estatuas de santos con cara de susto en hornacinas en las paredes encaladas.
-¿Han desayunado sus mercedes?- preguntó el fray.
-Sí, gracias,- contestó Leonor sin ganas de charla.
-Sí, sí... respondieron el paje y Cunegunda como un eco.
Por una ventana redonda en lo alto del muro del fondo entraba un rayo de sol, que llegaba hasta los pies de la condesa, calzados con exquisitos escarpines moriscos, bordados con hilo de oro. Tenía los dedos de las manos cruzados y daba vueltas a los pulgares. No las tenía todas consigo. Esperaba que el abad, hombre astuto y de recursos, la ayudase. El creía a pies juntillas que Gumersindito era hijo suyo, y tenía que ayudarle a que el conde se tragase la historia del íncubo. Confiaba en la discreción de Arnaldo, con el que no había tenido ninguna explicación, pro sabía que él sabía, y que nunca se creyó lo del niño prematuro. Cunegunda sin embargo estaba convencida de que el niño era hijo del abad.
Al cabo de un rato pasó un fraile llevando leche de cabra con torrijas, que olían como los ángeles.
Al rato volvió el religioso.
-Ahora le recibirá Fray Facundo, señora condesa. Ya ha salido del éxtasis y va a desayunar. Estos arrebatos místicos le dejan agotado. Cuando haya terminado les hago pasar.
-¡Qué asco!-dijo Cunegunda. -Parece que estamos en un ambulatorio de la Seguridad Social. ¡Yo quiero torrijas!....y se opuso a sollozar.
-¡Calla, por favor,- chilló la condesa- no me pongas más nerviosa!!
Entonces apareció otro fraile que, dirigiéndose a Leonor, y sin mirar por un momento a los otros, le dijo:
-El abad os espera.
Leonor se levanto y fué conducida por un corredor, que conocía muy bien, a la celda del abad.
Este estaba de pie, y en la estancia flotaba aún un agradable olorcillo a torrijas con miel.No era muy cenobita la estancia, pues aquí los sillones eran de terciopelo, y la cama, aunque no de grandes proporciones, era mucho más cómoda que las de los monjes., pues tenía colchón de plumas en vez de paja. De esto sabía algo la condesa.
-Señora- dijo el abad. -Me figuro a lo que venía.
Y acto seguido cerró la puerta con dos vueltas de llave.
-¡Ay, Facu! ¡menuda se ha armado!
-Ya lo sé, Leo querida. Tengo mis espías.
-¡¿En el castillo?!
-¡Pues claro!
-¡Caray!...¿Y... qué vamos a hacer?. Yo le dije a mi esposo lo del íncubo, pero no traga. Ahora debe estar ya despertándose, y a lo peor me mata.¡Estoy asustadísima!...Y la condesa tenía el rostro desencajado.

(continuará)

miércoles, 3 de septiembre de 2008




Y fuese también a desayunar, pues la barriga sonaba exigente
Pasó delante de la cámara del conde y oyó los rugidos, como los de un dragón en su guarida.
-Desde luego, cada uno tiene lo que se merece- murmuró filosóficamente, meneando la cabeza.
Le salió al encuentro Argos meneando el rabo. Eran los únicos que habían dormido como troncos además del conde, y la tropa, por supuesto.
Bajó al patio, al tiempo que veía a su tía Leo vestida de terciopelo rojo subir a una mula enjaezada, acompañada de Cunegunda y un paje. La comitiva se disponía a salir del castillo, no cabía duda.
¡-Hola, tía buena!- le dijo cariñosamente Arnaldo, acercándose.
-Hola, querido sobrino-le contestó con ojos bajos la condesa.
-¿Dónde vais tan de mañana?
-A la abadía, a ponerme a bien con Dios...
-¿Ahora lo llaman así?. -Algo blasfemo me parece, contestó Arnaldo, picado.
-No os comprendo, sobrino-... dijo la condesa, que tenía más cara que espalda. ¡-Vámonos ya!.
Y fuesen, despues de que les bajaran el puente con grandes chirridos.
Arnaldo se quedó pensativo mirando por donde había desaparecido la pequeña comitiva..Recordó aquella noche de hacía varios años, una noche de verano en que el calor apretaba y salió a tomar el fresco. Se encontró con la condesa en una almena.
-¿Tomáis el fresco, tía?
-Si el fresco se deja tomar...-contestó ella, sugerente, acercándose con gesto que no dejaba lugar a dudas.
Y Arnaldo, alucinado por el acoso sexual de su tía, se dejó arrastrar al aposento de ella, donde retozaron hasta el amanecer.
Nueve meses después nacía Gumersindito.
Recordando todo esto, miraba al repelente niño, que se dedicaba a cazar arañas por las paredes y meterlas en una caja, para después soltarlas en la cama del ama Cunegunda.Se daba cuenta de lo rubio que era, de lo poco que se parecía al abad, que había sido cetrino. Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Ya había hecho sus cuentas y, aunque al nacer la criatura dijera la condesa que era sietemesina, él sabía que mentía y su escarceo coincidió con la ausencia del abad de la abadía, cuando abandono ésta para ir a visitar a su colega de Silos y estuvo dos meses ausente. Esto ella tenía que saberlo mejor que nadie.¿Qué cuentos iba a meterle al abad?.Mientras le dejaran en paz... Pero no quería líos con su tío, que tenía un genio de todos los diablos.

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martes, 2 de septiembre de 2008


(continuación)

-¡Oh sol mañanero que entras por mi ventana!-improvisó. -¡Y tú, industriosa cucaracha , criatura de la noche que corres a tu escondite, yo hoy veré a una bella muchacha, y a mí si te aplastan me dá un ardite...!
Después de esta parida paróse a reflexionar.
-Me parece que de ésta es mejor olvidarse....
A veces Arnaldo ejercía la autocrítica, pero sin mucha severidad.
Se levantó, vistiéndose de terciopelo marrón, que iba bien con sus ojos y su tez, y fuese a buscar a su amigo Omar.
Lo encontró tristemente sentado en un banco de piedra de esos que hay en los castillos, que están junto a un ventanal y hay que subir tres escalones y sirven para otear. Había elegido para la ocasión un traje también de terciopelo, pero verde, el color del Islam.
-¿Oteáis, querido amigo?
-¿Y qué voy a otear?. Además he pasado una noche horrible y estoy hecho polvo.
-¿Y eso?
-Pues que he ido a la cocina a por las sobras, pero no había nada, pues se lo comió todo anoche el bestia de tu tío, que no hacía más que pedir comida. Al final, le hicieron un sofrito con las sobras y luego con el sofrito un estofado. Yo solo pude hallar un mendrugo de pan seco que había desdeñado Argos.
-¡Pobre amigo!¡debéis estar desfallecido!
-No solo eso, sino de un hunmor de perros. Hoy no tengo ganas de charla, disculpad.
Y fuese cabizbajo por el corredor, el mismo que por la noche era recorrido por el fantasma de Don Arnulfo y su perra.
-Estos musulmanes se toman el Ramadán muy en serio...Yo de la Cuaresma, la verdad, es que ni me entero. Sólo sé que empieza por el Carnaval que se celebra antes...

(continuará)

(continuación)

-¡Ay, Dios mío!
-No temas, mujer. El abad es hombre astuto y de buen seso, y puede torear esta situación sin grandes problemas. Perto debemos ponernos de acuerdo.
Cunegunda suspiró y renunció a más comentarios.
Don Nuño levantóse con los ojos abotargados y la cabeza como un bombo, pues había pasado una noche de insomnio. Bajó al patio y metió la cabeza en el abrevadero de los caballos. El agua helada le despejó un poco. Buscó con la vista al fiel Clodulfo, que enseguida apareció, ojeroso.
-¿Habéis dormido bien?- preguntó a su amo.
-¡No, por las barbas de Satanás!
-Yo tampoco, por todos los diablos del Averno... Además, había en el corredor un estruendo de cadenas tremendo. Vuestro padre debe andar alterado.
-Sí. Vayamos a desayunar. Las penas se soportan mejor con la tripa llena.
-Vamos.
Y se fueron a tomar bollitos mojados con leche tibia.


Arnaldo, después de una noche de dulce y plácido sueño, se despertó de muy buen humor. Un rayo de sol entraba por la ventana de cristales de colores, y una cucaracha atravesaba en ese momento el suelo iluminado. Esta visión de vida y alegría le llenó de gozo. Era el único en el castillo

(continuación)

-¡Padre, no te vayas!¡Aconséjame!-suplica Don Nuño al que que su padre se dirige directamente a la pared con la clara intención de filtrarse por ella.
-Arréglatelas,ya en vida te saqué demasiadas veces las castañas del fuego...
-¡Oh, padre mío!
-¡Nada!. ¡Abur!
Y vase a través del muro, seguido por Diana.
Argos se echa a dormir, soñando con el breve encuentro con el ectoplasma querido, pero Don Nuño está ya completamente desvelado.
-¡Qué situación!... se dice-¿y qué puedo hacer yo?¿reprenderla?. Tampoco es justo que se marchite una mujer joven como si fuera una monja. Además, siendo con el abad, que es hombre de iglesia, pensaba yo que quizás era menos pecado, porque después del pecado viene la penitencia, como dice el refrán, así todo de una tacada y en la misma persona...Pero no, Nuño, no razonas bien, porque mi nuera podrá confesarse con el abad, pero ¿y el abad?. Además, no sé por qué, todo esto me parece un escándalo, es empeorar las cosas... Tengo una empanada mental de mucho cuidado. Todo esto es una desvergüenza.¡Oh, el clero!. Ya tenía razón Nuestro Señor cuando decía aquello de "haced lo que ellos digan pero no hagáis lo que ellos hagan"...
Y el pobre anciano se pasó la noche comiéndose el coco y sin conseguir tomar una decisión, hasta que rayó el alba y cantaron los gallos en el corral.

.......


CAPITULO VI
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Ya hemos presentado a todos los personajes de nuestra historia, al menos a los más importantes. Puede que aparezca alguno más, depende de lo que salga de ésto, que ya empieza a tomar vida propia y a irseme toda esta gente de las manos..Es el momento en que cada uno de ellos se escapa de la pluma del pobre escribidor y comienza a hacer lo que le dá la gana. Veremos en qué para, querido lector; lo que es yo, no tengo la menor idea.
Amanece.La aurora de rosaceos dedos (esto se lo he fusilado a Homero, pero es que siempre me gustó la frase) se abre paso entre las tinieblas y tiñe de color pastel las viejas piedras del castillo.
La familia empieza a despertarse.
Leonor llama a su fiel Cunegunda.
-¡Ven, ama, ayúdame a desenredarme la pelambrera y a hacerme dos ingenuas trenzas, que falta me hace tener recatado aspecto!
¡Ay, hijita, sí!. Pero estoy tan nerviosa que no he dormido más que después de hacerme tres cocimientos de tila con algunas hojas de adormidera!. Y toda ella temblaba como un flan...
-¿Qué hace mi dueño y señor?
-Sigue roncando, pues ayer cenó y bebió copiosamente, y además del cansancio de venir de donde Cristo dio las tres voces, lleva la reserva del barrilete de tintorro que se bebió con las viandas.
-¡Estupendo!. Si pudieras conseguir que nadie le despertara hasta la hora de comer, me daría a mí tiempo de ir a la abadía a confesarme y de paso le comentaría un par de cosas a Fray Facundo...

(continuará)

lunes, 1 de septiembre de 2008

CAPITULO V

El Conde Ñuflo Machacaferro pasó el día roncando estrepitosamente y nadie le despertó. Había sido una cruzada dura, y al encontrar una cama tan blanda y acogedora después de maldormir por ahí como costumbre, había obrado como potente somnífero.
Ya se ha ocultado el sol. Las tinieblas empiezan a cubrir los campos yermos y el castillo se convierte en una mole negra e imponente.
Todo el mundo se ha ido a acostar, pues ha sido un día agotador física y emocionalmente.
Solo no duerme el fantasma de Don Arnulfo Machacaferro, padre y abuelo respectivamente de Don Nuño y Don Ñuflo, que acostumbra de noche a vagar por los corredores acompañado del también fantasma de su fiel perra de caza Diana, juntos hasta en la ultratumba.
El fantasma de Don Arnulfo está indignado por lo que está pasando. Piensa que su nieto es un calzonazos que debía haber descabezado a la adúltera sin dilación. Para tratar de poner las cosas en orden va al apartamento de su hijo, el anciano conde Don Nuño, que ya había cogido el primer sueño.
Argos, el sabueso del castillo, no duerme.
Prefiere hacerlo de día y velar de noche, pues está enamorado de Diana, sabuesa hermosota donde las haya, pero como Diana es una perra fantasma, su amor solo puede ser platónico. Pero Argos se conforma y como perro de caballero acepta las reglas del honor y la caballería andante, y se limita a adorar a su amada, mirarle a los ojos y lanzar algún lametazo que se pierde en el aire.
Don Nuño ronca suavemente. Sueña que está cazando urogallos con Argos en el bosque nevado. Mientras, su severo padre se filtra por la pared, seguido de la perra.
-¡Hijo...!- dice con voz cavernosa Don Arnulfo
-zzzzz.....ZZZZZ...rrrrr...
Don Nuño sigue soñando con urogallos.
¡¡¡HIJO!!!!!- dice con la misma voz el fantasma pero ya con una potencia de voz que parece sacada de los amenos diálogos de los personajes de Wagner en El Oro del Rihn.
-¡¡Aahhhhh!!- despierta sobresaltado el durmiente. ¡¿qué pasa?! ¡¡Al arma!!
-Calla, hijo, no la armes. Tranquilo, soy tu padre que tiene que hablar seriamente contigo.
¡Ay, papá, no me sobresaltes de ese modo!. Que cualquier día me va a dar un pasmo...¿por qué no te apareces cuando estoy despierto y más tranquilamente?
-Es que a los fantasmas nos gusta asustar a la gente... es más diver...
-Vaya gracia- gruñe Don Nuño, restregándose los ojos.
A estas, por la puerta mal cerrada mete la pata Argos y entra. Rondaba por los pasillos, y ha visto a su perra amada. Se morrean un poco y se retiran a un rincón a mirarse a los ojos.
-Hijo- dice el fantasma de Don Arnulfo. Estoy muy disgustado contigo.
-¿Conmigo, padre, que he hecho para desagradaros?
-Tú eres el más anciano y el cabeza de familia durante todo este tiempo. Tenías que haber vigilado a tu nuera y no permitir tanto cachondeo.
-Pero, padre, yo no sabía nada...no podía hacer nada...
¡Mientes!.Un niño repulsivo como Gumersindito no sale de una col, como dicen los franceses, y tú has hecho la vista gorda durante todo este tiempo. A ver cómo te las apañas para lavar el el nombre de los Machacaferro...

(continuará)

domingo, 24 de agosto de 2008

Y acto seguido se levanta y se pone a saltar, primero sobre un pie y luego sobre el otro.
-Y, decidme- le dice para evitar que siga recitando- ¿seguís con vuestras ideas pacifistas, de no ir a luchar contra mis hermanos de raza y religión, en eso tan hortera que llaman Reconquista?.
-¡Por supuesto que si!. Ya hace tiempo que soy objetor de conciencia, pienso que todos los hombres somos hermanos y me considero ciudadano del mundo. No quiero matar infieles, ni fieles, ni conejos, ni ciervos. Todo eso me parecen salvajadas impropias de seres civilizados. Pero en esta tierra de bárbaros siempre estoy nadando contra corriente.¡Soy un incomprendido!
¡-Yo también!- dijo Omar, aliviado de que al otro se le hubiera pasado la vena poética. Yo añoro el esplendor de Córdoba y Granada, donde la gente es civilizada y se lava con agua perfumada, y sabe leer y escribir, como vos y como yo, donde el clima es suave y florecen los naranjos y huele a azahar y dama de noche...
Y empezó a contar las excelencias de Al-Andalus, pues tampoco era manco Omar a la hora de dar el tostón a la gente hablando de sus añoranzas.Pero al menos no hacía poemas ni nada parecido.
Después de bailotear un rato para calentarse los pies, sentóse en su taburete y se inclinó en la mesa hacia Arnaldo, sobre la olvidada partida de ajedrez. Díjole en voz baja:
-¿Y vos que pensáis de lo que ha sucedido esta mañana?.¿Quién creéis que puede ser el padre de la criatura?
-Pues no tengo ni idea, y se me da un ardite que tío Ñuflo no pueda pasar por las puertas a causa de la cornamenta.. Bien merecido se lo tiene. No se deja a una dama tan joven y bella más de siete años impunemente...Si se ha buscado algún ligue, me parece bien.Además, ella no podía saber si volvería. Igual le mataban Saladino y los suyos...
-Pues las lenguas de doble filo apuntan en una dirección- dijo Omar haciéndose el interesante.
-¿Ah, si?¿y qué dicen? ¿hacia dónde apuntan?
-Hacia la abadía. dijo el sarraceno moreno.
-¡¿Qué decís?!¡¿Algún monje quizás?!
-Sí, sí, monje... la condesa no se entretiene con subordinados...
¿¿No insinuaréis que...???
-Sí, querido, precisamente eso que estáis pensando.....
-¡¡¿El abad???!
-Fray Facundo de Peñafort en persona. ¿No habéis advertido que todos estos años, Doña Leo ha ido todos los sábados por la tarde a confesarse, para al día siguiente ir a misa y cumplir el domingo?
¡No es posible!
-Sí, sí, y y vaya confesiones non sanctas que tenían organizadas ella y el abad. Mirad, los monjes, que son todos unos cotillas, dicen que no la confesaba en la iglesia, en un confesonario como a los simples fieles, sino en privado, en su celda, y que se encerraban con llave. Y que a veces se oían gemidos, que al principio los monjes creían que eran de dolor de contrición, pero que después descubrieron que eran de placer de satisfacción...
-¡¿Será posible?!...¡Cómo está el clero!...
-Sí, amigo, aquí se va a armar la gorda, como Doña Leonor no sepa torear al conde.
-¡Esperemos que sea hábil!
-Esperemos, pues si no pueden correr ríos de sangre.
-Hay que poner paz, Omar, debemos actuar para evitar la tragedia. Hay que pensar algo.
-No se me ocurre nada.
-Ni a mí, pero ya se nos ocurrirá.
-Alá lo permita.
-Dios lo quiera.
-Amén, como decís los cristianos.
-Amén, que no se desate la violencia.
-Y los dos amigos quedaron pensativos, cavilando si podrían hacer algo para evitar la catástrofe.

(continuará)

sábado, 23 de agosto de 2008

Capítulo IV

Patio del castillo. Tranquilidad. La tropa descansa. Ha salido un tímido sol invernal, y bajo su calorcito, en una esquina, están sentados en sendos taburetes de tres patas, frente a una mesita, jugando al ajedrez, Arnaldo y Omar, respectivamente sobrino de Leonor el uno e hijo bastardo del conde el otro, como ya dijimos antes.
-Te toca mover a tí- dice Arnaldo.
-No me atosigues- contesta Omar, malhumorado.
Hay que advertir que este último está ahora fastidiado porque está haciendo el Ramadán, y según manda el Corán, no puede beber, comer ni folgar con mujeres "mientras se puedan distinguir con luz de día una hebra blanca de una hebra negra", y su problema es que tiene que comer de noche tomando por asalto la cocina y zampándose las sobras de días anteriores, y si quiere desfogarse en plan mujeril tiene que pasar la noche en la casa de lenocicio del villorrio, que está bastante mal surtida.
Por fin Omar mueve un peón. Entonces Arnaldo se queda largo tiempo pensativo y podemos observarles con tranquilidad. Los dos son mocetones altos y bien plantados, y como las dos caras de una moneda. El musulmán tiene ojos negros de brasa y cabello como ala de cuervo. Lleva barba y bigote bien recortados y cuidados. Alnaldo es como su negativo fotográfico. Es rubio y de ojos verdes, y va cuidadosamente afeitado. Es hijo de la hermana mayor de Doña Leonor, que, antes hemos olvidado precisar, es de origen provenzal. La madre de Arnaldo, Doña Esclaramunda, natural de Carcasona como su hermana, murió siendo él aún niño. Ambas provienen de una noble familia languedociana venida a menos, y cuando murió Esclaramunda, la madre , que casó con leonés, mandó a buscar al tierno infante criándole como a un hijo conjuntamente con su hija Leonor, pues son tía y sobrino casi de la misma edad. Arnaldo es de gustos refinados y aficionado a la poesía. De niño quería ser "troubadour", pero su familia se opuso a ello, diciéndole que siempre sería un muerto de hambre, que mejor se dedicase a otra cosa, y que como era un desgraciado sin hacienda ni patrimonio, procurase dar un buen braguetazo con villana rica, que a mucho más no podía aspirar. Pero ahora en el castillo el joven sueña con su tierra natal, con el sol y el verdor de su Provenza, que recordaba de chavalín, y aquellos páramos áridos le encogen el corazón, sobre todo en invierno, que aquí es muy crudo. Recuerda cómo en su infancia los trovadores trovaban en su castillo natal mientras él gateaba por ls alfombras, y no olvidó su lengua materna. Se ha hecho amigo de Omar porque tienen en común el no tener casi nada en común con el resto de los moradores del castillo, y eso une mucho. Lo malo es que le da por componer poemas, que luego el pobre árabe tiene que soportar por aquello de la amistad.
-¿ No véis, ya, querido Arnaldo, que se me están durmiendo las posaderas?- gruñe Omar.
-¡Oh, perdonad, amigo!. Tenía la cabeza en otra parte. Al sentir este sol he sentido como un "avant goût" de la primavera y se me ha ocurrido un poema...
-Alá sea loado-murmura Omar pasándose la mano por la frente.
-¿Cómo decís?
-Nada, nada.Pensaba que pronto es la hora de uno de mis rezos cara a La Meca.
-Pues antes me permitiréis que os haga partícipe de mi inspiración. Escuchad que rodolí* que se me ha ocurrido.
Y sin piedad, empieza a recitar:

-"La primavera ha venido y no sé por qué ha sido.
En el camino he visto una flor.
Un ave pasa presurosa hacia su nido.
¿Cogeré la flor para mi amor?"

-Qué horror-, exclama el árabe por lo bajo.
-¿Cómo decis? ¿no os ha gustado?.
-Precioso.Pero moved ya, por las barbas del Profeta, que se me están helando los pies.

*ripio, en catalán.

viernes, 22 de agosto de 2008

(continuación)

El criado vase. Vuelve al punto.
-Perdón, Don Ñuflo. Ya le he mandado al infierno, pero no quiere ir. Insiste en que no podéis hacerle ese feo. Que él ha sido siempre un buen vasallo, que estuvo en la última escaramuza con el infiel y que no se merece ésto.
-¡¡¡Que se las apañe solo, vive el Cielo!!!
Y puso expresión tan fiera que el paje cerró la puerta y ya no volvió a insistir.
-Otra vez será amigo...-le dijo al villano. A lo mejor os quedáis viudo un día y podréis celebrar otra boda...
El villano fuese desconsolado.
El conde Ñuflo salió del apartamento apabullado.
La condesa se quedó en el lecho aliviada. Al menos no la había estrangulado de entrada.
Los castellanos estaban hechos polvo.
El conde salió del aposento de su mujer y se encontró al fiel Clodulfo.
-Señor, venid a vuestras estancias. Os he preparado un baño caliente y yo mismo os quitaré, primero la armadura, y luego la mugre de debajo, pues apestáis.
-Sí, buen Clodulfo.
Este le cogió de la mano y le llevó a una habitación similar a la de su esposa, con un buen fuego y una cama preparada para el descanso.
-Ahora, después de bañaros, os haré traer comida.Y luego os echáis a descansar, que bien lo debéis necesitar.
-Gracias, Clodulfo. Esta noche he dormido mal.
-De nada, para eso estamos.
Clodulfo quitó trabajosamente la armadura al conde y le ayudó a introducirse en una tina de madera llena de agua humeante y empezó a rascar.Cuando después de una hora le hubo a medias despiojado, desollado y quitado adherencias varias, llegó otro criado con varios platos de humeante comida.
El conde, que no había desayunado, se zampó todo y después, en paños menores, cayó redondo en la cama, agotado de cansancio y emociones.
-¡Ay, Clodulfo!. Me parece que hoy me apalanco aquí y no me muevo. Mañana pensaré cómo me vengo, pero ahora estoy hecho migas.¡Vaya regreso!
-Sí, señor, descansad. Hay siglos en que no está uno para nada.
y fuése silenciosamente, mientras los criados retiraban la tina. Luego cerró la puerta despacito y recomendó que nadie entrara. Puso un centinela a la puerta, a guisa de hotelero cartel de "no molesten".

Fin de cap. III. (continuará)

jueves, 21 de agosto de 2008

(continuación)

-¡Pues quién va a ser. tío,!. La condesa, no te fastidia...
El conde se estremece dentro de su armadura y ésta suena como un saco lleno de latas de Coca Cola vacias.
Tercia el Conde Nuño:
-Hijo, no te precipites. Hay explicación para todo- dice, por decir algo, y confiando en su fuero más interno en la astucia femenina en general y la de su nuera en particular.
-¡¿Dónde está Leonor?!¡Quiero una explicación!
A estas alturas, el cruzado ya está ronco.
-Ya os hemos dicho que en su cámara acicalándose, leñe- repite su venerable padre.
Don Ñuflo se dirige a la escalera que sube a los aposentos de su esposa, saltando de tres en tres los escalones.

Mientras, en el patio, la helada y asquerosa hueste descabalga, ayudada por los moradores del castillo, quienes empiezan a preparar unas tinas de agua caliente para que se desalteren, y Don Nuño y Clodulfo callan y se miran, apesadumbrados.
-Malos tiempos, Clodulfo.
-Malos tiempos, Don Nuño.
-Sí.

El conde ya ha llegado. Abre con estrépito la pesada puerta claveteada del aposento de Leonor y se la encuentra en la cama en plan Desdémona, con blanco camisón, la cara entre las manos y la dorada cabellera esparcida y revuelta. Con tanto grito y la subida del marido ya está al cabo de la calle.
-¡¡¡Ayyy, esposo mío, qué desgracia tan grande me ha ocurrido!!¡¡¡Aaaaah!!!-dice lanzando un alarido y mesándose los cabellos.
-¡¡¡Menos cuento, Leonor!!!...¡Uno llega a su casa para descansar, y le recibe un mocoso repelente que le dice que es hijo vuestro!!!
-¡¡Pues ahí está la desgracia!!!¡¡¡Ayyyyyy!!!
Y sigue dando gritos desgarradores.
-¡Basta ya!- dice el conde haciendo un gallo, pues como recordamos al lector, se ha quedado afónico y además viene con faringitis.
-¡¡¡Me habéis deshonrado!!!¡Merecéis la muerte!!- dice rojo de ira.
-¡No ha sido culpa mía, esposo querido!. ¡Una noche de verano entró por la ventana, mientras dormía, un demonio de esos llamados íncubos, que vuelan y se aprovechan de la indefensión de doncellas y casadas solitarias,a las que dejan preñadas!
-¿¿Y tú crees que yo voy a creerme esa historia de demonios voladores??!!.
-Pues es cierta. ¿No habéis oído hablar de los súcubos, que son justo al revés, demonias que perturban el sueño de los monjes y les hacen pecar?. Preguntad sino al abad.
-Mira- dijo Don Ñuflo, un poco más calmado- entre otras cosas porque después de tanta cruzada y viaje estaba cansado. -No me trago que ese monstruo que responde por Gumersindito sea hijo del diablo, aunque por la manera en que se ha dirigido a mí bien pudiera... pero no me creas tan ingenuo...ahora estoy reventado y voy a quitarme estas latas, y ya cuando haya descansado arreglaremos tú y yo cuentas...
La condesa sigue llorando y haciéndose la mártir.
En ese momento llaman a la puerta. Es un paje.
-Toc, toc.
-¡Adelante!- dice desalentado Don Ñuflo.
-Perdón, señor, pero es que está aquí un villano del villorrio y dice que hoy se casa y que si haréis el honor de pasar por su humilde cabaña a ejercer vuestro derecho de pernada...
-¡Para jolgorios estoy yo hoy!...¡Dile que se vaya al infierno!

(continuará)

martes, 19 de agosto de 2008

(continuación)

Esto último lo dijo con tales bramidos que lo oyó todo el mundo dentro, y hasta el fiel sabueso Argos, que dormitaba junto a la chimenea, levantó una oreja. El puente , al tendello, chirría que da grima,(pero entonces engrasarlo habría sido una mariconada), y esto mezclado con los berridos de Don Ñuflo, hace que Argos prudentemente se levante y se meta debajo de la cama.
La condesa ha preparado su "mise en scéne". Cunegunda huye aterrada hacia su aposento.
El conde y su tropa atraviesan el puente y penetran en el patio del castillo, donde todo el personal ha salido a recibirle, con su noble padre al frente, Don Nuño, y su fiel Clodulfo. También está el sobrino de Leonor, Arnaldo, del que nos ocuparemos con detalle más tarde, y Omar, hijo bastardo del conde con escarceo con musulmana. Pero no nos precipitemos.
El patio está hecho un asco. El suelo está lleno de pipís de diversas procedencias, humanas y de las otras., y de boñigas también variadas. Estamos en la Edad Media y no hay retretes, y cuando no hace frío y el puente está tendido se vá al campo, pero ahora hiela y lo que hacen de vez en cuando es echar cubos de agua que sacan de un pozo que hay enmedio y baldean un poco la cosa. Hay varios perros de distintos pelajes y algún gato que pasa presuroso, también a esconderse por si las moscas.
Don Nuño Machacaferro, padre de Don Ñuflo, es un anciano de aspecto venerable y barba blanca, no tan alto y corpulento como su vástago. De nobles facciones, en la cara tiene una antigua cicatriz, recuerdo de la batalla de Las Navas de Tolosa. A su lado está su ex-escudero Clodulfo, criado fiel donde los haya, y que guarda cierto parecido físico con su amo, pero sin barba. Sólo un poblado bigote blanco y unos albos cabellos atestiguan una larga vida, y en su cara redonda y comprensiva se lee la bondad.
Don Nuño está tan nervioso como todos, pues, como el resto, está enterado del pastel y no las tiene todas consigo.

-¡Hijo mío, ven a mis brazos, orgullo de mi estirpe! ¿has descabezado muchos infieles en nombre de Nuestro Señor?
-¡Sí, padre!-contesta Don Ñuflo descabalgando, con la armadura puesta y lanzándose hacia su progenitor, al que abraza, levantándolo un metro del suelo.
-¡¡¡Padre mío!!! ¡¡lloro de emoción!! ¡¡Qué bien os veo!!
El pobre anciano aguanta la arremetida y por fin es depositado en el suelo.
-¡Y Clodulfo, y Arnaldo, y el fiel Omar, y mi leal tropa que cuida mi castillo!! ¡¡Hola a todos!!...
.Bienvenido, amo...-contestan en un murmullo.
-¿Y mi fiel esposa?¡Ardo en deseos de abrazarla!
-Estará esperándoos en su aposento- contesta Don Nuño. Supongo que acicalándose para seros grata a los ojos...
De pronto aparece el cuerpo del delito, nunca mejor dicho, pues llega de dentro un nene de melena dorada,vestido de terciopelo verde, que sin cortarse un pelo se pone delante del Conde Ñuflo y le espeta:
-¡¿Tú eres el jefe de esta monumental pocilga, eh?!.¡Ya era hora de que llegases a poner un poco de orden!
-¿Y tú quién eres, mocoso?-pregunta extrañadísimo el conde.
- Yo soy Gumersindito, el que más manda aquí después de mamá.
-¿¿¿Cóooomooo???!!- ruge Ñuflo. -¡¿Y quién es tu mamá para que mande tanto??

(continuación)

lunes, 18 de agosto de 2008

CAPITULO III

Ya ha amanecido sobre las lomas yermas y los campos en barbecho. Del cercano bosque viene un ruido de cascos de caballos.Han saido de la espesura y ya los vemos. Ya estan aquí.Es el conde Ñuflo Machacaferro y lo que queda de su hueste, que regresa al castillo. Vienen todos sucios, piojosos y cansados. Llevan armadura y casco. Cuando el conde ve aparecer su hogar ante su vista, exclama:
-¡Castillo, dulce castillo! ¡En pocos instantes veré a mi amada Leonor!

En el castillo no están tan contentos. Se ha armado un revuelo espantoso en cuanto han reconocido a su amo y señor. El problema es que la tropa marchó a las cruzadas hace siete años, y la condesa es madre de un rubio chavalín de seis. La fiel criada Cunegunda, ama de cría que lo fué de Doña Leonor, solloza y grita:
-¡Qué va a ser de nosotras1 ¡qué dirá el amo...!
Mientras va de una parte a otra del aposento de su señora. Este es una pieza grande, con colgaduras de terciopelo y damasco en las paredes para atenuar el frío, y una gran chimenea donde arden gruesos troncos. Una cama con dosel y cortinas domina la estancia. Es una cama altísima, como para desnucarse si se tienen sueños agitados y se cae uno de ella, o si se está en pleno ñaca ñaca. Se sube, o bien de un salto a lo Fossbury, o con ayuda de tres escalones de madera por la parte de la pared. Hay mucha tela, entre el dosel y las cortinas, que permiten que quede cerrada la cama como una caja. Los otros muebles de la pieza son algunas sillas y sillones de cuero, y uno de terciopelo rojo a lado de la ventana ojival, donde la condesa acostumbra a bordar mirando al horizonte que se pierde a lo lejos en un páramo inmenso, solo alegrado por el verde encinar y el cercano villorrio.
La condesa está pensativa y preocupada. A diferencia del ama Cunegunda, mujer entrada en años pero no demasiados, gorda, rolliza y con rojas mejillas de campesina, , Leonor es aún muy joven, rubia, de tez blanca y ojos azules. En estos momentos está sentada enmedio de la cama, con el pelo deshecho, pues se acaba de despertar con la noticia de la llegada del esposo. Está pensando deprisa, pero el ama, que parece con sus tocas y faldones una fragata a toda vela, yendo de una parte a otra de la estancia, la está poniendo nerviosa.
¡-Ama, por favor, estáte quieta...!¡No me dejas pensar!
-¡Ay, hijita, pensar qué!... El conde nos emparedará a las dos, a vos por esa criatura cuya presencia no podéis explicar, y a mí por encubridora...¡¡¡Qué desgracia!!! ¡¡AAyyyyyy!!! ¡¡y yo que quería tener una vejez tranquila!!!
-¡¡¡Calla, mujer!!!- ya se me ocurrirá algo!!
-¿Y si hiciéramos desaparecer al niño, si lo lleváramos a algún sitio fuera del castillo...?. Tengo una tia en Pontevedra...
-Imposible, todo el mundo conoce su existencia, aunque sólo a tí te he dicho qién es el padre, pero es un secreto a voces y alguien terminaría yéndose de la lengua. Mejor es afrontar las cosas.
Mientras, Álvar Rupérez de Bembibre, Jefe de la Guardia y leonés de pro, hace cuadrar a sus hombres. En el castillo tienden el puente, pues el conde ha llegado ya y no deja de vociferar que quiere que se le abra de una vez, leñe.
-¡¡¡Castillo, dulce cestillo!!!...¡Cuánto te añoré en tierra de infieles! ¡Cuánto añoré estas llanuras peladas, y tus almenas de piedra, y tu foso de agua verde con gusarapos!¡Acogedor hogar!¡Acogedora esposa!...¡¡¡Abrid ya, hijos de Satanás...!!!

(CONTINUARÄ)

sábado, 16 de agosto de 2008

(sigue después del error)

(fin del cap. II)
O sea que la llegada de unos desconocidos sólo podría representar unos cambios en la rutinacotidiana. Si eran enemigos, se quedaban fuera y se les arrojaba unos cuantos cubos de aceite hirviendo, y sipodían ser motivo de entretenimiento o eran comocidos, se bajaba el puente levadizo y listo.

CAPITULO II

Apunta el alba, coloreando tenuemente las grises piedras del castillo.Allá lejos se vislumbra una tropa que avanza.Es Don Ñuflo y su mesnada, que ha pernoctado en un soto no lejano y está impaciente por llegar a su hogar después de tanto tiempo...Está deseoso de encontrarse con su esposa Leonor, una bella dama de tez lechosa y cabellos dorados. Cuando marchó a Tierra Santa hacía sólo tres meses que había contraído nupcias, y aunque las infieles que se ha ido encontrando en su camino han sido hermosotas y macizas, está deseando volver a los brazos de su amada. Además, le gustan las rubias, y las musulmanas, griegas, italianas, etc., que se ha ido beneficiando en el regreso eran casi todas morenas, y ninguna igualaba a su Leonor.
La tropa avanza, y se nota que avanza si uno se sitúa contra el viento, pues aunque apenas se vislumbra, el olor que trae el aire es una mezcla de sudor, cuero, orines y jugos diversos macerados por los aguerridos caballeros durante los seis años de ausencia. Ninguna se ha lavado durante todo este tiempo, eso es cosa de infieles, excepto el escudero de D. Ñuflo, que en San Juan de Acre se cayó al mar en un descuido con la armadura puesta, y hubo que sacarle con gran esfuerso, pues se iba directo al fondo.
En el castillo un centinela ha visto al grupo que llega, y corre a dar la voz de alarma. No saben quién es, amigo o enemigo. Además, no están acostumbrados a recibir visitas multitudinarias; solamente llama al castillo de tanto en cuanto algún mendigo pidiendo de comer, o algur juglar escuálido y harapiento solicitando asilo por varios días a cambio de amenizar con sus trovas a los castellanos, que como son analfabetos no pueden leer para entretenerse, y como aún no se ha inventado la tele, no pueden idiotizarse viéndola. En aq

viernes, 15 de agosto de 2008

Capítulo I

Corre el siglo XIII..La estepa castellana vieja. Es de noche y hay luna llena. Contra el cielo se recortan las almenas de un castillo.
Una lechuza pasa volando presurosa hacia el cercano bosquecillo, , sin duda para cazar ratones. También hay murciélagos que aletean en las almenas y a lo lejos se oye el aullido del lobo. Es invierno y hace un frío que pela.
El castillo pertenece al Conde Ñuflo Machacaferro, un gigante de negra barba, , cuadrado como un armario. .Cuando amanezca llegará a su castillo, después de seis años pasados en Tierra Santa. .Vuelve con el rabo entre piernas por la paliza que Saladino ha dado a los cruzados.
Los señores castellanos viejos del siglo XIII no iban a las Cruzadas, se limitaban a tener alguna escaramuza con la morisma o entre ellos,, pero Don Ñuflo es sobrino-nieto de Blanca de Castilla, , madre de San Luis, y por el parentesco marchó a lejanas tierras a poner su granito de arena a la causa del rey francés y de los otros, que, como a él, los infieles les han zurrado la badana.
Pero esperemos un poco. Aún la aurora no se anuncia y algo pasa en la cercana abadía cisterciense. .Es como una fortaleza que forma masa con la iglesia, de estilo románico.Dentro se desarrolla una extraña ceremonia. Están en la iglesia todos los monjes reunidos en capítulo. La única iluminación la proporcionan unos cirios gordísimos que portan en las manos.Las capuchas del hábito casi les tapan la cara.Cantan con voz lúgubre el Dies Irae..Están dispuestos en dos filas, la una frente a la otra.
Pasemos al exterior del convento. En estos momentos llega el Abad, Fray Facundo de Rocafort,, hombre de unos 50 años, alto, delgado, de barba que fué negra pero que ya tiene algunas hebras grises. Su rostro es inteligente y astuto, a la vez que inspira confianza. Llega a la puerta de la abadía a lomos de una mula enjaezada a la morisca. El abad es hombre de gustos refinados, poco dado al ascetismo.
Llega a la abadía y oye los cánticos. Abre con su llave, que pesa kilo y medio y lleva colgada de la cintura. , pues a pesar de no estar macizo es hombre fuerte, y abre. Entra en la iglesia y ve el cuadro antes descrito. Los monjes en dos filas, mirándose, con los cirios, en plan de lanzar anatema contra alguien.
-¡¿A quién se excomulga aquí sin mi permiso?!!-ruge rojo de ira el abad.
De la fila monjil destaca un fraile, pequeño y jorobado, de ojos saltones y maliciosos.
- Excomulgamos a Fray Leoncio, que hemos descubierto que se bebe el vino de misa...
-¡Excomulgáis a alguien por semejante fruslería, cuando hace un mes a Fray Dimas, que había desflorado a una doncella del villorrio, sólo le impusimos como castigo una semana a pan seco y agua de charco con ranas dentro!
Pero los frailes, lanzados, siguen cantando a coro el Dies Irae y de pronto, todos a una, como es costumbre, pronuncian el anatema y vuelven los cirios boca abajo, apagándolos en el suelo con gran estruendo.
Todo queda oscuro como boca de lobo, , y el abad, cogido de improviso, , resbala con la cera y se pega un castañazo contra el suelo de piedra.
-¡Voto a Satanás!- grita, con expresión impropia de su clerical condición. ¡-Es que no se os puede dejar solos!...

CONTINUARÄ.

CASTILLO DE DON ÑUFLO

Donde pasará de todo. Ver en este blog. Poco a poco iré poniendo capítulo tras capítulo de esta apasionante novela de aventuras mediavales, en donde no falta de nada.

DRAMA MEDIEVAL

EL DRAMATICO DESTINO DEL CONDE ÑUFLO MACHACAFERRO
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O
***
LO QUE UNO PUEDE ENCONTRARSE EN CASA AL VOLVER DE LAS CRUZADAS
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PRINCIPALES PERSONAJES
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-CONDE ÑUFLO MACHACAFERRO- Señor feudel, amo del castillo.
-CONDE NUÑO MACHACAFERRO- Anciano padre del anterior.
-CONDE ARNULFO MACHACAFERRO-Fantasma del castillo, padre del anterior.
-CONDESA LEONOR-Esposa de D. Ñuflo.
-FRAY FACUNDO DE ROCAFORT-Abad de la cercana abadía.
-ARNALDO-Sobrino de Leonor, provenzal, poeta y joven rebelde.
-OMAR-Hijo bastardo de D. Ñuflo con la hija del Emir de Badajoz.
-CLODULFO-Ex-escudero de D. Nuño, su hombre de confianza.
-CUNEGUNDA-Ama que lo fue de la condesa Leonor.
-ARGOS-Fiel sabueso.
-ÁLVAR RUPËREZ DE BEMBIBRE-Jefe de la guardia.
-MARIANA- Criada.
-PEPITORNES- Meretriz de la mancebía del villorrio.
-GODOFREDO DE LORENA- Templario.
-NOMEOLVIDES-Bruja.
-Hereje gallego.
-Juglar catalán.
-DIANA- Perra fantasma.
-Buhoneros.
-Populacho y villanos varios
Y...
¡¡¡GUMERSINDITO!!!

jueves, 14 de agosto de 2008

¡QUË BIEN!

CARAMBA,PARECE QUE ME HAN DESBLOQUEADO EL BLOG

¡Qué bien! ... Ahora tengo 2 blogs.Este, EL BLOG DE LA LOLES INDEPENDIENTE, y EL BLOG DE LA LOLES INDEPENDIENTE 2.¿Qué haré con tanto blog? ¿Escribir una de mis novelas medievales por entregas en éste?. Quizás, quizás, quizás...

lunes, 28 de julio de 2008

INYECCION LETAL


Aquí atan al preso para que se esté quietecito mientras lo facturan al otro mundo.

EJECUCION

Ahora acabo de leer en el Paris Match el relato de otra ejecución arbitraria en USA. Compro esta revista desde hace años infinitos, ya la compraban mis padres cuando yo era pequeña, y la considero la mejor en su género aunque sea tan con servadora.
Hay un relato de un periodista sobre la ejecución de un negro en Huntsville, que no sé muy bien dónde está, pero que me suena mucho. Me parece que por el sur, porque el día del asesinato del preso estaban fuera de la cárcel dos grupos de gente: Los del Klu Klux Klan cantando cánticos gozosos porque el convicto era negro, y los abolicionistas, que armaban un jaleo de mil demonios.
La historia se las trae. Resulta que este pobre negro desgraciado, un don nadie, estaba en el escenario de un crimen a tiros en la calle, y de los nueve testigos que estaban por allí en ese momento, sólo uno lo reconoció. Pues eso bastó para que lo procesasen y lo condenasen a la inyección letal. Dos días antes de la ejecución ocho de los doce miembros del jurado dijeron que no estaban seguros, y querían retirar su veredicto, pero no les hicieron ni caso.
Al llegar el momento de la ejecución, el periodista francés que cuenta esto dice que estaba a su lado otro colega yanki, quien le dijo que era la ejecución número 166 a la que asistía... El reo por lo visto cuando le quisieron atar se resistió y luchó a brazo partido, y le dieron tal paliza que le rompieron dos costillas, un brazo y le dejaron la cara hecha un cristo. Para que la gente que iba a ver el espectáculo no viera las heridas, lo llevaron tapado con una tela, y el hombre gritaba que era inocente, y que él no había matado a nadie. No creo que nadie en tal tesitura esté mintiendo. Bueno, pues se lo cargaron. Ya le habían puesto el pentotal, que es un calmante que les ponen antes de inyectarles el veneno, que no sé como se llama, pero debe ser parecido al que se usa para los animales. A estos también se les seda antes, lo sé porque he tenido que pasar por esto, y es horrible, pero ha sido con animales míos muy viejos y enfermos que sufrían. Por eso soy partidaria de la eutanasia. Pero es muy distinto cargarse a un ho,mbre joven, y sin pruebas. Es indignante.Se despidieron de él su madre y su mujer, que estaba embarazada de ocho meses. En la revista ocupa sólo una página y apenas hay fotos, solo la del pobre negro, y es una noticia más de las muchas más importantes que trae la publicación. Pero al menos los del Paris Match lo dan a conocer, que aquí en España ni nos enteramos, o pensamos que no importa.

ETIMOLOGIAS


ETIMOLOGIAS VARIAS

BARRABÁS- Del árabe bar abba, hijo de su padre.
ABADA, rinoceronte en Malayo. También la usan los negros africanos.
ZOQUETE Del celta tsucca, tarugo, trozo de madera sobrante.
AVERIA, del arabe awar, defecto.
ATAUD, del arameo tabut
ARROPE, palabra de origen árabe, ar-rob, mosto cocido.
ARRECIFE del arabe barco, o estorbo en la mar.
ERALA. Del arabe, ar-rahala, novilla
ARRAYAN en árabe, MIRTO en latin. Arbusto oloroso.
ARRACADA. Del árabe, pendiente largo.
JIRON Y ANDRAJO. No sé muy bien de donde vienen , pero parece ser voz iberorromance, que significa gente poco respetable.
AMEN. En arabe y arameo así sea.
ALPUJARRA.Del romance “alba serra”, sierra blanca.
ALMORRANA. Del árabe andalusí muraima, marica.
ALFIL-elefante, marfil
CHULO,GILI,PIRAO.Palabras sánscritas que nos han llegado a través del caló de los gitanos., que provenían de la India.
ALALIMÖN.Esteestribillo de canción para niños, provenía de los titiriteros medievales, que como su oficio no estaba muy bien vistoentre los musulmanes, mientras hacían sus piruetas,iban diciendo: “Allah laymún” (Dios me perdone)
La Lola
desde mi casa
ya los sabeis
gazapo@ono.com


7/26/2008

Envejecer es un asco.
¡Yo n o quiero! ¡ Buaaaaaa!!!!!
Pero n o me va a quedar otro remedio, a menos que haga un pacto con el diablo,, cosa que no me apetece. Además no sabría hacerlo. Y para acabar como el pobre Dorian Grey, hecho una piltrafa inmunda, pues no me hace ilu.
Ahora estoy más contenta porque por fin he fundido, a base de caminatas de 3 horas durante todo el mes de julio, y de regimen, los kilos que no sé cómo, insidiosamente, había adquirido. Yo creo que fue porque tenía la mala costumbre de comer entre horas. Además, comia de manera muy anárquica. Era la hora de comer y mi padre y Paco lo hacian y yo no. Y a lo mejor estaba a las 4 de la tarde comiendome dos huevos fritos. Además, yo tengo la costumbre, que no puedo evitar, de despertarme enmedio de la noche, a eso de las tres o las cuatro. Con un hambre tremenda. Y me iba a la cocina y alli arrasaba con todo lo que encontraba. Hasta el dia en que vi, con horror, ,que no entraba en la ropa. Esto no me habia sucedido antes, pues yo he tenido durante 30 años la talla 42, y comia todo lo que me apetecia. Chocolate, por un tubo. Y no engordaba. Pero esta vez sí. Alguna tiene que ser la primera. Me dijo mi psi que las mujeres, al llegar a una cierta edad, engordan, pero que pueden estar bien si hacen ejercicio físico y comen cosas adecuadas. Hasta ahora, no hago más que comer cosas adecuadas. Y me ha ido bien, pues solo me falta un kilo por perder, para estar como hace 6 meses, que es cuando me pasó esto.Estoy muy contenta, y cuando haya liquidado el kilo maldito no volveré a picar entre horas ni de noche. Pero de vez en cuando me daré un gustazo, como tomarme un vaso de Haagen-Dasz, que es una de las cosas, juntamente con el chocolate negro, que más me gustan. Espero llegar a cumplir mis buenos propósitos. Recuerdo con horror que en esa etapa en que estaba engordando, un dia me comí un Haagen Dasz entero, de una tacada. Claro, de aquellos polvos vinieron estos lodos.
Pero envecejer es una pepla, por mucho que digan que es la edad de oro, que ya se tiene experiencia (pero ya no se puede usar) y que la arruga es bella. ¡Qué va a ser bella!. Es un horror. Y yo que soy más presumida que la madrastra de Blancanieves... pero ya lo tengo asumido. Después de esto que me ha pasado he aumentado una talla pero me veo bien y estoy contenta, que es de lo que se trata. Pero no me gustaría llegar a edades bíblicas, como mi padre, que ya tiene 90 años, o mi abuela, que murió mientras dormia a los 102. Porque no se está a gusto. Yo veo a mi padre, que no se queja, pero todo el dia sentado en su butaca, no puede moverse porque se cae, y si tiene que ir al médico ha de ir en silla de ruedas. A mí el verle me deprime bastante. Pero se lo pasa bien mirando el canal Andaluz y cuando sale una flamenca bailando se le alegran las pajarillas, y él y Paco se ven todos los partidos, juegos de tenis y deportes. Yo los odio.(A los deportes). Mientras, leo. Leo muchisimo y escribo muchísimo también, y lo tengo que mandar a los amigos, porque si no, no me merece la pena. Neecesito lectores, aunque sean pocos.
Respecto al miedo a envejecer, se han dado casos en la historia dignos de estudio. Por ejemplo, la emperatriz de Austria-Hungria Sissi, que era una belleza. Yo estuve hace años en la Hofburg y alli vi sus maniquies,,enormes,,como de gigantona delgada, los chismes que usaba para hacer gimnasia (entonces ninguna mujer lo hacia) y muchos retratos. Desde luego, era bellísima. Y se cuidaba mucho. Pero por mucho que una se cuide, cuando se envejece, se envejece y no hay más cáscaras. Pues la pobre Sissi, que fue una desgraciada toda su vida porque el Francisco Jose le ponia los cuernos porque ella era frigida y no soportaba la corte de Viena y se pasaba la vida viajando (vino a Mallorca, a visitar a su primo el Archiduque Luis Salvador)(este si que era un vividor, que dejaba preñada a toda mallorquina guapa que se le ponia por delante).Pues como iba diciendo, en el palacio de Hofburg hay retratos preciosos de ella. Sobre todo uno, que yo lo conocia en fotos, ,pero al natural es guay,, y bastante impropio de una emperatriz., pero me parece que hacía lo que le daba la gana. Tenia una cabellera magnífica, y está retratada de medio lado, con los hombros al aire y el pelo suelto y extendido, salpicado de estrellitas de brillantes. Es uno de los retratos más bonitos que he visto nunca. Pero la puedo comprender, aunque fue muy criticada por retratarse así. Y es que la emperatriz Elisabeth era una narcisista de miedo, como yo, que me paso la vida mirándome a los espejos cuando voy por la calle. Pero esto me parece que casi todas las mujeres lo hacen.De todas formas, me gusta mucho, al contrario que a la mayoria de mis am igas, que me hagan fotos y quedar bien, no lo puedo remediar. Soy de .lo más presumido que he conocido. Debo salir a mi tia abuela Amparo, la madre de mi abuelo el bastardo, que era muy guapa y decían que antes de salir a la calle estaba dos horas delante del espejo arreglándose. Yo no hago esto, yo estoy lista en cinco minutos, pero la verdad es que soy muy vanidosa-Todo el mundo lo debe decir, pero me es igual. He llegado ya a un punto en que me lo paso casi todo por el arco del triunfo.
Otro caso muy curioso, que es poco conocido, es el de la cortesana llamada La Castiglione, que no quiero equivocarme pero me parece que vivió en Francia en el s. XVIII o principios del XIX,. no estoy segura. Esta señora era una belleza, yo tengo su biografia y también se hacia retratar y realmente estaba muy bien. Las mujeres sabemos cuando otra es guapa. Los hombres pienso que también, pero no lo dicen porque tienen miedo de que les tomen por gays. Pues esta señora fue amante de reyes, p``rincipes, diplomáticos y banqueros, que la cubrieron de joyas y vivia espléndidamente en una mansión en París. También ejercio de espia, pero no lo recuerdo bien. Lo tengo un poco confuso este período. Su desgracia fué que era una despilfarradora, y no ahorraba para cuando las vacas flacas, porque bien podría habersele ocurrido que cuando ya no estuviese de buen ver nadie le regalaria ni un bocadillo. Pues envejeció, su belleza se fué y ella malvivia en el palacio. Lo más curioso es que llevó tan mal el verse fea en el espejo, que hizo tapar todos los que habia en su casa, jamás salia a la calle `para que no la vieran, y murió en la miseria. Una lástima. Sissi también hizo algo extraño cuando ya no era joven y guapa. Ella iba siempre con un sombrero y un velo que le tapaba toda la cara, para que no se le viesen las arrugas. Seguia delgada y con buen tipo, pues ya dije que era altisima, pero estaba acomplejada y no queria que nadie la viera. Yo espero no llegar a estos extremos, a pesar de estar más loca que una cabra, pero me parece que el sentido del ridiculo me lo impedira. Lo que no pienso es hacer viajes con el Inserso, y cosas parecidas, aguantando las tonterias de las señoras gordas. Cerca de casa hay un hogar del Pensionista, o algo así, manejado por el PP, y alli organizan bailes y van los de la “edad de oro” a bailar y sales todos muy contentos, ellos tan orondos y bajitos.
No os voy a dar más la lata contando estas tonterias que no interesan a nadie, pero a mi me va bien. Y estoy contentisima de ser emérita, y pensar que ya no tengo jefes ni subordinados, ni responsabilidades ni vivo pendiente del reloj. Ahora salgo a la calle cuando me da la gana, hago lo que quiero, y, si no fuera por las depres, que tengo temporadas malas , viviria como el Papa. Pero a pesar de todo estoy contenta, porque ya tengo los deberes hechos, y me he divertido mucho y espero seguir haciéndolo.