domingo, 27 de enero de 2008

LAS SATURNALES Y EL CARNAVAL

El Carnaval es otra de las muchas fiestas paganas que el Cristianismo arregló para sí a su manera. En la antigua Roma, las Saturnales en principio no eran más que unas fiestas que duraban más de una semana,cuando un general victorioso volvía a la capital con su ejército. Desde luego, los Césares no eran tontos, porque cuando veían venir un ejército exultante, sólo dejaban entrar al general; si éste era ambicioso le hubiera sido fácil deponer al César y tomar él Roma y el Imperio.Por eso murallas afuera se pasaban diez o doce días comiendo, durmiendo, follando y desfogándose, y la plebe se juntaba con ellos. Con el tiempo cambiaron de sentido, y se convirtieron en unas fiestas para alegrar las largas noches de invierno, y en estos días tenían una costumbre curiosa: Además de retozar y caer borrachos al suelo, los esclavos tomaban el lugar de sus amos, y podían subirse al trono, burlarse del César o de alguien de la familia real, y el César no se podía enfadar. Después de algunos días todo volvía a la normalidad. Yo no me llego a explicar cómo lo hacían para salir vivos cuando había terminado el período de laxitud, pero pienso que más de uno recibiría una puñalada por la espalda en un pasillo oscuro. La Iglesia, como siempre, convirtió este período de desmadre en el Carnaval, que no llegaba a tan altas cotas de cachondeo, pero servía, con sus máscaras y disfraces, a que la gente se expandiera un poco antes de la Cuaresma. Había muchos asesinatos por el anonimato. El Carnaval por excelencia, ahora, es el de Rio, pero siempre el más elegante y con más clase ha sido el de Venecia, de donde procede la bonita imagen que hay más abajo. Y lo del entierro de la sardina me parece que también fué un invento cristiano, pues si no voy equivocada se celebraba al final, cuando la gente estaba harta de comer pescado. Pues vaya, yo prefiero el pescado a la carne. Para mí el Carnaval me hubiese supuesto poco sacrificio, pues con sardinas y pan y agua me veo perfectamente capaz de pasarme los 40 dias cuaresmales. Una cosa que me gustaría que alguien me explicase, por ejemplo, si tuviese la suerte de dar con un psicólogo dispuesto a poner un comentario, es que me dijese por qué ver gente disfrazada me produce tanto desasosiego. De niña nunca me gustó el circo, por la misma razón, y muchas fiestas populares tampoco. A mi padre le pasaba lo mismo.Me parece curioso que una repulsión así se herede.Mi papá nunca me contó nada negativo sobre los disfraces, y hasta una vez, cuando niña, me hizo unas fotos vestida de catalana, de sevillana y de mañica, o sea mis tres "nacionalidades" (que nadie se mosquee, porfa). Pues el otro día estaba viendo yo esas fotos y pongo una cara de rabia y de estar pasandolo mal que no es normal. Yo jamás he ido a un desfile de Carnaval, que aquí en Palma de Mallorca llaman "Sa Rúa", no sé bien por qué. Ese día que quedo el casa leyendo, y que se paseen en carrozas y sus comparsas haciendo el ridículo. Al menos así lo siento yo.

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