lunes, 16 de junio de 2008

Del Libro del Tao, de Lao Tsé


Si a un pueblo no le importa morir,
¿de qué sirve amenazarlo con la muerte?
Es menester que sienta horror a la muerte.
Y si alguien es culpable,
de manera que, hecho prisionero,
merezca la muerte,
¿quién osará jamás dársela?
Hay un juez cuya misión es condenar a muerte.
El que produce la muerte usurpando aquella función,
es como el que maneja el hacha
no siendo carpintero,
pues sin ser carpintero la emplea,
es raro que no se corte,
él mismo, sus manos.

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