lunes, 21 de julio de 2008

VIDA Y MUERTE

No olvidaré nunca el día en que agarrotaron a Puig Antich y a Heinz Chez. Yo aún era jovencilla y soltera. El régimen de Franco daba sus últimas boqueadas. Tenían que hacer un escarmiento, porque la ETA se envalentonaba y había matado al torturador policía Manzanas.y hecho volar a Carrero. Cogieron a dos chicos del FRAP, a Puig Antich y a un polaco, que me parece que no era del FRAP, sólo un delincuente común, pero como era un vagabundo pensaron que serviría. A Puig Antich le mataron en Madrid. A Heinz Chez en Valencia. No se les pudo probar ni un solo delito, ni una sola muerte. eran solo chivos expiatorios. Recuerdo que los periódicos contaban que Chez, como todos los polacos, tenía un cuello muy grueso, y el verdugo novato, y les costó muchísimo aplastarle las vértebras y conseguir matarlo.Estuvieron mucho rato. Puig Antich era más delgado, supongo que les fué más fácil. Este chico tenía dos hermanas, que fueron a visitarle antes de la ejecución, al alba.
Lloraban y se le abrazaban, y él tenía que consolarlas. Pero como buenas catalanas eran duras, y cuando lo hubieron asesinado y les entregaron el cuerpo, ellas lo rechazaron.
“-¡Ah, no!- “ recuerdo que dijeron. “-Ustedes lo matan, ustedes lo entierran”. Y se fueron.
Luego en la Plaza de Oriente hubo una manifestación de franquistas con vivas al dictador, animándole, pues hasta el Papa había intercedido, y Franco, tan católico él, no quiso saber nada. Todos los gobiernos democráticos se horrorizaron.
Un día hablaba yo con un chico universitario de unos dieciséis años, y me decía que eramos los de nuestra generación unos exagerados, que tampoco fué para tanto, que ya había pasado, y que nos empeñábamos en no olvidar. Que los del PP eran normales empresarios y que nosotros veíamos cosas raras. Desistí de convencerle. Solo le dije que no hablaría así si hubiera vivido aquello.
Cuando yo era pequeña, muy pequeña, tenía una caja de zapatos. Cuando mi padre fumaba, y mucho que lo hacía, me guardaba siempre el papel de plata. Yo lo cortaba en trocitos pequeñísimos, y llegué a tener la caja llena. Yo la guardaba para el día en que se muriese Franco, tirarla por la ventana en señal de alegría. Pero tardó tanto en morirse el cabrón, que para entonces yo ya habia perdido la caja . pero si la llego a encontrar lo hago , solo por el trabajo que me tomé.Me alegré de su muerte, tendido como un torturado medieval, él que había hecho torturar a tanta gente, gente joven, no un viejo asqueroso como él. Me contaban los milicos con los que trabajaba, que eran majetes (yo he sido siempre muy adaptable) q ue Franco, cuando era capitán de la Legión, hizo fusilar a un legionario porque se negó a comerse un plato de lentejas con gusanos. Así le temían.Los militares no hablaban demasiado bien de él. Solo le respetaban.Pero no le querían.
Otra muerte que no olvidaré nunca, y que no me creí al principio, fue la del Che. Estaba tendido en un camastro en el pueblo boliviano de La Higuera, donde le asesinaron. Parecía un cristo bajado de la cruz. Dicen que el soldado encargado de entrar en su calabozo a matarle, temblaba, y el Che le dijo que no tuviera miedo, que sólo iba a matar a un hombre.
Ya lo dije antes, los indios le ponen altarcitos con su foto y le llaman “San Ernesto de la Higuera...”,
Esto sí que era vocación revolucionaria. Era el hijo de un dentista, argentino, con una posición sólida, y estudió la carrera de médico. Pero conoció a Fidel, charlaron toda una noche y ya no se separaron. Este era más idealista que Fidel. Además, estaba enfermo, tenía asma y bronquitis como yo, y cuando iba por los montes en la guerrilla iba echando los bofes. Por fin conquistaron Santa Clara y fué el principio de la victoria. Cuba dejó de ser el burdel del Tio Sam. Se escolarizaron a todos los niños, antes famélicos y prostituídos, y todo el mundo tuvo acceso a la enseñanza y a la comida. Fue un verdadero entusiasmo. Los cubanos adoran al Che. Su foto está por todas partes. La veía hasta en la sopa. Ya conté antes que le habían dado el Ministerio de Economía, porque en una de las interminables reuniones de los comunistas, que son las más largas reuniones políticas del mundo, estoy segura porque he ido a muchas, estaba el Che medio dormido y Fidel pregunt_o que quién era economista, y él entendió comunista, y adjudicado. Pero no aguantó y se fué a morir a Bolivia. Lo suyo era la guerrilla. Decía que no podía tener un amigo que no pensara políticamente como él, y lo entiendo. En los pocos meses que fué ministro, puso un cartel en la mesa que decía: “Aquí se puede meter la pata, pero no la mano“.
La Pasionaria era otra historia. A ella la impelieron las circunstancias. Hija, mujer y madre de mineros, en minas al aire libre, cuando llovía, y allí era casi siempre, no se cobraba, y por lo tanto no se comía. Se leyó el Ca`pital entero y lo entendió y le gustó mucho Tuvo muchos hijos que morían nada más nacer. El unico que le quedaba murió en la batalla de Stalingrado. . Yo la llegué a conocer cuando ya era muy vieja, pero cuando se murió, en la habitación de la clínica, cantaba. El Padre Llanos, el del Pozo del Tio Raimundo, una especie de Santandreu no gay, merendaba muchas veces con ella chocolate con churros. Me gustaría haber oído alguna de aquellas conversaciones. Eran amiguísimos. Estuvo a su lado hasta su muerte. Yo tengo el honor de poder decir que cuando la metieron en la fosa, cubierta por la bandera roja con la hoz y el martillo, estaba allí , hubiera podido tocar el féretro.Madrid estaba que hervia - Habia llegado gente de todo el mundo. De las Brigadas Internacionales- Yo tenía al lado al Regimiento Thaellmann, con sus banderas. De toda Europa y de toda España. Ha sido el dia más emocionante de mi vida. .

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