miércoles, 3 de septiembre de 2008




Y fuese también a desayunar, pues la barriga sonaba exigente
Pasó delante de la cámara del conde y oyó los rugidos, como los de un dragón en su guarida.
-Desde luego, cada uno tiene lo que se merece- murmuró filosóficamente, meneando la cabeza.
Le salió al encuentro Argos meneando el rabo. Eran los únicos que habían dormido como troncos además del conde, y la tropa, por supuesto.
Bajó al patio, al tiempo que veía a su tía Leo vestida de terciopelo rojo subir a una mula enjaezada, acompañada de Cunegunda y un paje. La comitiva se disponía a salir del castillo, no cabía duda.
¡-Hola, tía buena!- le dijo cariñosamente Arnaldo, acercándose.
-Hola, querido sobrino-le contestó con ojos bajos la condesa.
-¿Dónde vais tan de mañana?
-A la abadía, a ponerme a bien con Dios...
-¿Ahora lo llaman así?. -Algo blasfemo me parece, contestó Arnaldo, picado.
-No os comprendo, sobrino-... dijo la condesa, que tenía más cara que espalda. ¡-Vámonos ya!.
Y fuesen, despues de que les bajaran el puente con grandes chirridos.
Arnaldo se quedó pensativo mirando por donde había desaparecido la pequeña comitiva..Recordó aquella noche de hacía varios años, una noche de verano en que el calor apretaba y salió a tomar el fresco. Se encontró con la condesa en una almena.
-¿Tomáis el fresco, tía?
-Si el fresco se deja tomar...-contestó ella, sugerente, acercándose con gesto que no dejaba lugar a dudas.
Y Arnaldo, alucinado por el acoso sexual de su tía, se dejó arrastrar al aposento de ella, donde retozaron hasta el amanecer.
Nueve meses después nacía Gumersindito.
Recordando todo esto, miraba al repelente niño, que se dedicaba a cazar arañas por las paredes y meterlas en una caja, para después soltarlas en la cama del ama Cunegunda.Se daba cuenta de lo rubio que era, de lo poco que se parecía al abad, que había sido cetrino. Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Ya había hecho sus cuentas y, aunque al nacer la criatura dijera la condesa que era sietemesina, él sabía que mentía y su escarceo coincidió con la ausencia del abad de la abadía, cuando abandono ésta para ir a visitar a su colega de Silos y estuvo dos meses ausente. Esto ella tenía que saberlo mejor que nadie.¿Qué cuentos iba a meterle al abad?.Mientras le dejaran en paz... Pero no quería líos con su tío, que tenía un genio de todos los diablos.

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