jueves, 19 de junio de 2008

NI CHICHA NI LIMONÁ


Yo sé muy bien y de primera mano lo que significa este dicho, que viene de la conquista de América. Cuando estaba en el Perú un día iba con un grupito de personas y el guía nuestro era indio. Veíamos aquellos valles, aquellas montañas inmensas... y yo flipaba ( no tanto como con las hojas de coca, esa es otra historia que está más abajo y que no pienso repetir). Cuando llegamos a un pueblecito, todos los indios y sobre todo los niños, salieron a recibirnos, odreciéndonos un vaso de chicha, la bebida típica. ¡Madre mía!. Para resumir, diré que sí se parece a la limonada, que por cierto no me gusta nada por lo ácida que está, pero es que la chicha es cien veces peor. Pero lo peor viene ahora. Nos la ofrecieron en un vaso que se suponía era de cristal, pues se le habían ido todas las transparencias. Yo creo que no había sido lavado nunca, y tenía más mierda encima que el rabo de una vaca. Todo el grupo declinó amablemente y con cara de asco infinito la invitación, menos el guía, y yo, porque me dieron pena aquellos niños. Pues acerqué los labios, procurando pensar en otra cosa, al borde de aquella porquería y bebí un sorbito. ¡Menos mal que la tradición obliga a que el primer sorbo hay que escupirlo en tierra como ofrenda a la Pacha Mama (la Madre Tierra), pues pude escupir aquella marranada y quedarme un poco más tranquila, pues si sigo bebiendo arrojo allí mismo el desayuno, a la Pacha Mama y a los indiecitos. Fué tremendo. Y no soy aprensiva... Menos mal que, habiendo bebido, por decir algo, dos personas, ya se mostraron contentos y no herimos su sensibilidad. Uf, espero que esto me cuente para el día del Juicio Final...

No hay comentarios: