domingo, 28 de septiembre de 2008

CAPITULO XIII



El puente estaba tendido y entraron. Los cascos del caballo resonaban en las viejas vigas, y algunas gallinas cacareaban en las inmediaciones.
Arnaldo, que era rubio, alto y fuerte cual modelo de Armani, se cargó al machucado árabe y gritó a unos criados:
-¡Preparad una tina con agua caliente!
Mientras, Omar iba farfullando algo en árabe.
-¿Qué diablos mascullas?
-¡Que todos mis sacrificios no van a servir de nada!¡he infringido el Ramadán!
-¡Pero qué dices, hombre!, si has estado dos días sin comer...Era lógico que te diera aquel arrebato...
-No es por el arrebato, es por las morcillas... y las otras cosas.Yo no puedo comer cerdo. Y además la torta era de chicharrones.
-Vamos, vamos... tú me has dicho a veces que el Corán es tolerante en este aspecto con los enfermos, viajeros y embarazadas...
-Pero yo no estoy embarazado, ni de viaje, ni enfermo- gimió tristemente Omar.
-Hombre, no hay que ser tan escrupuloso. Pasa ná, tío. ¡Si vieras los bocatas de chorizo que me como yo en Cuaresma!.Por cierto, ya estamos en Cuaresma y con la llegada de tu papi todos en la inopia.
Bueno, no tengo ganas de discutir de religión. Báñate y verás las cosas de otra manera. Además, ya me preocuparé yo de que esta noche comas bien. A mi no se me caen los anillos por meterme ante el fogón, y te voy a hacer unas empanadillas de espinacas y piñones, que son mi especialidad, que te vas a chupar los dedos. Y he visto que han preparado para el tío un pastel de codornices que está diciendo "comedme". Todo esto te está permitido...
Omar suspiró agradecido y fué entregado por su amigo en brazos de los criados para que le bañasen y masajeasen el cogote.
Mientras, Arnaldo entro en una sala del castillo donde había un buen fuego. Cerca de la chimenea estaba Leonor, bordando en un bastidor un vestido para un santo de su devoción, cuya estatua estaba en la iglesia de la abadía. A sus pies yacía Argos, el fiel sabueso.En una mesita cercana, Clodulfo y Don Nuño jugaban al tute arrastrado.
La visión de su bella tía inspiró a Arnaldo, que era un vate nato. Empezó a recitar:
-Hermosa dama Leonor,
que bordáis en vuestro bastidor.
Angélica visión parecéis
con vuestra dorada cabellera
que como dorada cimera
recogida en malla de plata
vuestra belleza resalta,
oro del cabello,
redecilla de plata,
plateada malla,
que como visión pòstrera
quisiera tener yo al estirar la pata
en cualquier batalla.
Mas esta trova es morralla,
y os estoy dando la lata

(continuará)

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